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Creo que la muerte no es el final, sino el inicio de una nueva vida transformada

Este miércoles, cuando conmemoramos Día de los Muertos, recordamos a los que no están, quienes pese a su ausencia son tan importantes para nosotros.

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Alberto Linero
Foto: Instagram @PLinero

Todos recordamos a las personas que amamos y han muerto.El hecho de no poder ver sus rostros, ni escuchar sus voces, no significa que las podamos olvidar. Hacemos el duelo por la perdida y continuamos construyendo una vida satisfactoria, teniendo siempre presente a esos que, aunque no estén, son tan importantes para nosotros.

Este miércoles, cuando desde la experiencia católica se nos invita a recordar a nuestros difuntos,vale la pena que nos preguntemos por el sentido de la muerte, que en el fondo es la pregunta por el sentido de la vida. Creo como Leonardo Boff que: “si decidimos que la vida se resume entre el nacimiento y la muerte y esta tiene la última palabra, entonces la muerte tiene un sentido, diría, trágico, porque con ella todo termina en el polvo cósmico. Pero si interpretamos la muerte como una invención de la vida, como parte de la vida, entoncesno es la muerte sino la vida la gran interrogación” cierro cita.

Es decir, creo quela muerte no es el final, sino el inicio de una nueva vida transformada que no puedo describir ni testimoniar cómo es. De alguna manera, todos nos deberíamos preparar para ella viviendo a plenitud nuestra humanidad, construyéndola desde un propósito trascendente que haga que esta hilera de días que sumamos inexorablemente tenga sentido; pero ¿cómo hacerlo?

Creo queestableciendo relaciones respetuosas de la singularidad, bondadosas y generosas que permitan fabricar mejores contextos; apoyándonos en la construcción de nuestros proyectos; entendiendo que la vida es sagrada y sólo merece el amor como respuesta; asumiendo los dolores y las tristezas como maestros que nos enseñan las mejores lecciones; trascendiendo para contemplar el todo que somos y no quedarnos ahogados en actos estrechos que a veces nos hacen sufrir.

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Pensar en nuestros muertos puede ser una oportunidad para renovar nuestra decisión de ser felices, porque sé que si ellos nos ven desde donde ahora existen, querrán vernos disfrutando y gozando la vida. Una oración, una copa de vino, un pensamiento de agradecimiento y el compromiso de dar lo mejor de nosotros por alcanzar nuestros sueños, pueden ser maneras de celebrarlos.

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