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En el mundo de las redes terminamos siendo esclavos de los algoritmos: Alberto Linero

En las redes es tan fácil añadir amigos o borrarlos que no necesitas habilidades sociales. El mundo de las redes tiende a ser ficticio.

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Alberto Linero
Foto: cortesía Alberto Linero

Me gustan las redes sociales. Participo en ellas y en el mundo que crean. Disfruto estar conectados con los otros para informarme de lo que sucede, conocer las ideas y las posiciones ante la vida de las otras personas. Creo que las redes han generado dinámicas sociales intensas y rápidas que han trasformado las relaciones interpersonales y la manera de estar en el mundo. Particularmente uso las redes sociales para exponer los valores y las experiencias espirituales que me definen.

Tengo claro que a pesar de todo el placer que pueda generar esa conexión nunca van a remplazar el mundo real, de los encuentros físicos, de las miradas que se entrecruzan, y que gracias a las neuronas espejo nos hacen ser más empático. Entiendo que ninguna cuenta, por mucha proximidad que tengamos, va a remplazar a los amigos y amigas con las que comparto los valores fundamentales de la vida. Esa distancia entre el mundo de las redes sociales y el mundo del contacto físico lo expresa Zygmunt Bauman en estos términos: “Lo que las redes sociales pueden crear es un sustituto de comunidad".

En las redes puedes añadir amigos y puedes borrarlos, controlas a la gente con la que te relacionadas. La gente se siente un poco mejor porque la soledad es la gran amenaza en estos tiempos de individualización. Pero en las redes es tan fácil añadir amigos o borrarlos que no necesitas habilidades sociales. Estas las desarrollas cuando estás en la calle, o vas a tu centro de trabajo, y te encuentras con gente con la que tienes que tener una interacción razonable. El mundo de las redes tiende a ser ficticio.

Pero tal vez lo que más me preocupa es que lo que señala Adela Cortina “el negocio redes y plataformas se construye sobre la vigilancia de los datos personales que permiten construir perfiles de usuarios y predecir y condicionar sus conductas, lo más contrario a la democracia, que tiene que ser el reino de la libertad”. En el mundo de las redes terminamos siendo esclavos de los algoritmos.

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Disfrutar las redes desde una actitud crítica es la tarea siempre.

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