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Es clave hablar de perdón, pero se debe tener siempre claro que la justicia está unida a la paz

El tema ha sido muy relevante por el trabajo en la cárcel La Picota de la ONG “Comisión Inter-eclesial de Justicia y Paz” (CIJP), y las lecturas políticas que se han hecho desde todos los ángulos.

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Alberto Linero
Foto: Instagram @PLinero

El perdón como experiencia espiritual, es siempre necesario para la convivencia humana. Sin perdón, los humanos estamos abocados a la venganza y a ser instrumentos de la ira, la cual es una de nuestras emociones más intensas. Cualquier momento es preciso para hablar del perdón, teniendo claro que este no siempre significa reconciliación y volver a una relación –de cualquier tipo— como si nada hubiera pasado; ya que cuando hablamos de perdonar, nos referimos fundamentalmente a sanar la herida causada, recordar sin dolor y muchas veces puede implicar también tomar distancia de los agresores.

Tampoco significa siempre perdón judicial. Muchas veces se perdona, pero se deja que la justicia obre según las normas y cánones; pienso, por ejemplo, en el caso del Papa Juan Pablo II, quien visitó en la cárcel a Mehmet Ali Agca -quien intentó matarlo de cuatro balazos-, para darle su perdón, pero no por eso fue liberado. Creo que todos debemos trabajar por el perdón y la justicia, sin una de estas dos cosas tan importantes, estamos generando condiciones para que no se pueda construir la paz verdaderamente.

En estos días el tema ha sido muy relevante por el trabajo que ha realizado en la cárcel La Picota la ONG “Comisión Inter-eclesial de Justicia y Paz” (CIJP), y las lecturas políticas que se han hecho desde todos los ángulos.

Esta ONG no es propiamente una organización que represente instituciones eclesiales, sino que está abierta a las distintas confesiones. Ellos mismos se definen como una “organización de personas y procesos organizativos que construyen paz hacia una democracia con justicia integralmente concebida”. Su labor desde 1988 es “promover, defender y apoyar la exigencia y afirmación de los derechos económicos, sociales, culturales, ambientales, psicológicos, de género, también civiles y políticos de personas y procesos organizativos rurales y urbanos frente al Estado y a actores privados”.

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Considero fundamental hablar de perdón, sobre todo en una sociedad tan herida, dividida y polarizada como la nuestra, pero siempre se debe tener claro que la justicia, como dice el salmo 84, está unida a la paz: sí, “La justicia y la paz se besan” (Salmo 84).

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