General (r) Mario Montoya ante la JEP: opinión de Ricardo Ospina
El oficial fue uno de los baluartes de la política de seguridad democrática y artífice de la Operación Jaque. Sin embargo, lleva a cuesta la cruz de los ‘falsos positivos’.
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Si hay un nombre controvertido en las Fuerzas Militares es el del general Mario Montoya, excomandante del Ejército.
Montoya fue uno de los baluartes de la política de seguridad democrática del expresidente Álvaro Uribe y "cerebro" de la Operación Jaque, que produjo la libertad de Ingrid Betancourt y de otros 15 secuestrados por las Farc.
Por otro lado, estuvo involucrado en la Operación Orión en la Comuna 13 de Medellín, que buscaba acabar con la retaguardia de las milicias guerrilleras pero que terminó en medio de varias denuncias de detenciones arbitrarias y otras violaciones de los Derechos Humanos.
Sin embargo, la cruz más pesada que ha llevado a cuestas el general Montoya ha sido la de los "falsos positivos", o ejecuciones extrajudiciales de jóvenes campesinos, desempleados o algunos de ellos pequeños delincuentes, presentados como guerrilleros muertos en combate.
Esa práctica perversa, basada en la directiva 029 firmada por el entonces Ministro de Defensa Camilo Ospina, otorgaba permisos, ascensos y reconocimientos a las brigadas que mayor número de muertos lograran en combates contra las Farc. Eran los tiempos de la Seguridad Democrática.
Hoy el general Mario Montoya es noticia porque decidió someterse a la Jurisdicción Especial de Paz.
En agosto del año pasado, Blu Radio había revelado entre otras cosas que Montoya tenía que responder ante la justicia ordinaria por al menos diez homicidios, de jóvenes de Soacha y que se exponía a una pena de 40 años de cárcel.
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Para la Fiscalía, Montoya es responsable de estos crímenes por haber montado una "política de presión por resultados", algo que él ha negado en sus diligencias ante la justicia, afirmando que mientras fue comandante del Ejército, se preocupó por garantizar los Derechos Humanos.
La firma del acta de sometimiento de Montoya a la JEP tiene una gran importancia, no solamente porque es el militar de mayor rango en reconocer esta jurisdicción, teniendo cuentas pendientes por crímenes de lesa humanidad, sino porque es uno más, sumado al general Henry Torres Escalante, que no hace uso de las gabelas que sacó adelante el Centro Democrático en el Congreso para los militares investigados por crímenes en el marco del conflicto.
Este acto del general Montoya, si bien no significa un automático reconocimiento de responsabilidades en los crímenes que se le endilgan, sí puede eventualmente tener como finalidad cerrar cualquier posibilidad de limbo que pudiera ser aprovechado por la Corte Penal Internacional para pedirle cuentas en caso de que considerara que la justicia colombiana no actúa en su caso.
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Esta puede ser una oportunidad de oro para que el país conozca la verdad de los falsos positivos, si hubo o no órdenes civiles para emprender estos crímenes y quiénes formaron parte de ese aparato de muerte, que terminó manchando el honor militar y afectando a la gran mayoría de uniformados probos, éticos y apegados a la legalidad.
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