Inquieta profundamente la demostración de fuerza que hizo el Clan del Golfo durante los últimos días

Desde la época del Cartel de Medellín, el narcotráfico ha demostrado su poderío criminal, por medio de actos terroristas que en algunos momentos, parecieran haberle ganado el pulso al Estado colombiano. Al final, las instituciones se han impuesto, aunque el grave fenómeno permanece latente. Es por eso que inquieta profundamente a los colombianos, la demostración de fuerza que hizo el Clan del Golfo durante los últimos 4 días, en medio del llamado “paro armado” que decretaron tras la extradición de alias 'Otoniel'.

Por medio de panfletos, el Clan del Golfo impuso el terror en 11 departamentos del país , confinando a miles de personas, ocasionando desabastecimiento de alimentos y productos básicos, llevando a que los niños y jóvenes no hayan podido asistir a clases y bloqueando cuatro de las principales carreteras del país.

Durante estas 96 horas, más de 4 personas fueron asesinadas, fueron incinerados más de 180 vehículos y como en tiempos de la pandemia, muchos municipios de Sucre, Bolívar y otros departamentos, permanecieron como pueblos “fantasma”.

Lo más delicado es que a pesar de la extradición de 'Otoniel', la espiral del narcotráfico se replica, al punto que hay dos nuevos capos del Clan del Golfo: alias 'Siopas' y alias 'Chiquito Malo', quienes tienen el reto de mantener cohesionada la estructura criminal, responsable del envío de la mayoría de la cocaína que se consume en Estados Unidos.

En teoría, este lunes termina el llamado “paro armado” del Clan del Golfo, pero deja muchas preguntas sobre si el Gobierno actuó a tiempo, sobre si le dio la verdadera importancia a la amenaza, sobre si hubo efectivo despliegue de las Fuerzas Militares para proteger a la población y sobre todo: qué hacer con el poder criminal y destructor del dinero del narcotráfico, que insiste en someter al Estado colombiano.