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La importancia de la educación emocional para crear personas integrales

La habilidad emocional necesita ser entrenada para ser desarrollada por medio de simulaciones controladas de la vida cotidiana, se requiere más que un discurso sobre cómo manejar las emociones.

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Alberto Linero
Foto: Blu Radio

Al inicio de febrero iniciarán su año escolar los estudiantes del calendario A, así estudia la mayoría de los niños y jóvenes en el país, por eso quiero enfatizar en la necesidad de la educación emocional. Ya que el proceso enseñanza-aprendizaje no puede limitarse al desarrollo de las habilidades cognitivas, sino que es necesario atender el proceso emocionalque viven los estudiantes en la etapa concreta en la que se encuentran, porque la realización de las personas es integral. Ese reduccionismo para enseñar sólo desde lo cognitivo se paga con esquizofrenias sociales, expresadas en grandes intelectuales infelices que no le encuentran sentido a la vida o grandes empresarios que no resisten un análisis ético, porque es de lo que menos saben y viven.

Tengamos presente que, según el Ministerio de Salud y Protección Social, el 44,7 % de los niños y niñas en Colombia muestran indicios de enfermedades mentales y el 2,3 % padece trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Además, sabemos por distintos estudios que trabajar en la dimensión emocional de los estudiantes no sólo permite que ellos tengan una adecuada gestión de sus impulsos, sino que puede prevenir futuros trastornos.

Tengo claro que las habilidades emocionales necesitan ser entrenadas para ser desarrolladas, que no basta con un buen discurso sobre cómo manejar las emociones, sino que es necesario realizar simulaciones controladas de la vida cotidiana que estimulan poniendo al límite a las personas y exigen desarrollar respuestas adecuadas; luego, se reflexiona lo vivido y se precisan los aprendizajes obtenidos. Por ello, creo en la educación experiencial desde la perspectiva de John Dewey (1899) que creía que sólo después de la aplicación de lo que se nos ha informado se puede realmente crear conocimiento.

Se requieren técnicas para reconocer las emociones, para aceptarlas sin ningún miedo moral, para expresarlas asertivamente y dejar que ellas impulsen el proyecto de vida. Porque el proverbio chino tiene razón: “Lo que oigo, lo olvido; lo que veo, lo recuerdo; lo que hago, lo aprendo”.

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