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La religión es mal usada por la política y la economía para darle sentido a sus ambiciones

Lo digo pensando en cómo, por estos días, el conflicto entre Israel y Palestina se trata de explicar desde lo religioso. Yo creo que sus causas son más complejas que simplemente la aplicación de los textos sagrados, que siempre exigen una hermenéutica en la que caben las razones de todos.

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Alberto Linero
Foto: Alberto Linero

Tristemente la religión ha sido causa de justificación de muchas guerras en la historia de la humanidad. Las experiencias religiosas se han usado para motivar a individuos y pueblos a buscar hacerse a territorios concretos, ganar recursos económicos y tener poder suficiente para subordinar a los demás.

Argumentando sus acciones desde el carácter sagrado de sus libros, la seguridad de poseer la única verdad revelada y las imposiciones de formas de entender, juzgar y expresar la realidad. Creo que la religión es usada por la política y la economía para darle sentido a sus ambiciones. Estamos acostumbrados a señalar a la religión como culpable, aunque en realidad todas las guerras se desencadenan por diversos motivos, siendo el económico el más común.

Sin embargo, la idea de Dios se ha utilizado para inspirar a la población a la barbarie. Hemos visto como los jóvenes soldados han sido involucrados en misiones peligrosas, como sucedió en las Cruzadas o en las guerras religiosas europeas en los siglos XVI y XVII.

Soy creyente católico y creo en la Biblia como Palabra de Dios, pero tengo claro que eso no me hace mejor que nadie, ni me da el derecho de juzgar la conciencia de ningún otro ser humano, ni arrebatarle nada a otra persona. Lo digo pensando en cómo, por estos días, el conflicto entre Israel y Palestina se trata de explicar desde lo religioso. Yo creo que sus causas son más complejas que simplemente la aplicación de los textos sagrados, que siempre exigen una hermenéutica en la que caben las razones de todos. Va más allá de la rivalidad de Ismael e Isaac, de un enfrentamiento entre el judaísmo y el islam.

No es religión es fanatismo. Es extremismo nacido en la convicción de que algunos son mejores que los otros. Necesitamos evidenciar más las razones de este conflicto y mostrar que la definición de una guerra religiosa es muy simplista.

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