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Ley de acogimiento abre ventana de “paz total”, pero hay que analizar negociación con “narcos puros”

La incertidumbre radica en saber si no habrá consecuencias como la disminución de beneficios a las disidencias frente a la negociación inicial con la guerrilla de las Farc.

Narcotraficantes.jpg
Narcotraficantes
Foto: AFP

A tres días de la posesión del presidente Gustavo Petro, se conocen más detalles de la forma en la que se adelantarían negociaciones de paz con los grupos al margen de la ley.

Se trata de un cambio de fondo frente a las bandas de narcos, porque no se estaría contemplando su simple sometimiento a la justicia, sino que se comienza a hablar de “acogimiento”, producto de una mesa de diálogos.

Este no es un tema menor y sin duda va a generar polémica, sobre todo porque en las próximas semanas podríamos ver a alias ‘Chiquito Malo’, a alias ‘Siopas’ y a alias ‘Gonzalito’, cabecillas del Clan del Golfo que ordenaron el reciente “Plan Pistola” en el que han sido asesinados decenas de policías y militares, sentados en una mesa de diálogo.

La ley de acogimiento contemplaría utilizar argumentos del Derecho Internacional Humanitario para reconocer a las bandas, en particular el Clan del Golfo, como un actor armado y por tanto sus miembros podrían tener beneficios penales adicionales si hay delación de cómplices, entrega de rutas del narcotráfico y reparación a las víctimas, a cambio de una reducción importante de penas y permitiendo un sometimiento colectivo de estructuras criminales.

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Las negociaciones con “narcos” puros deben ser analizadas con cuidado por parte del nuevo gobierno, entre otras cosas porque debe tener en cuenta la opinión del gobierno de Estados Unidos.

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La ventana de “paz total” que se abre por parte del nuevo gobierno, podría servir para que se sumen a procesos de negociación, bandas como Los Pachelly, que desde hace años azotan de criminalidad al Valle de Aburrá, entre otros.

A este panorama se le suma el futuro incierto de las condiciones para volver a una mesa de negociaciones con las disidencias de las Farc, que alzaron la mano por medio de su cabecilla ‘Iván Mordisco’, para dialogar con el gobierno Petro.

La incertidumbre radica en saber si no habrá consecuencias como la disminución de beneficios a los integrantes de las disidencias frente a la negociación inicial con la guerrilla de las Farc, toda vez que ya hubo conversaciones de paz firmadas desde hace 6 años.

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