Me cuesta esperar, nunca llego puntual a una cita
"Creo que en esto, como en la vida, hay que vivir sin excesos"
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Me cuesta esperar. Por eso casi nunca llego puntual a una cita. Siempre llego pocos minutos después de lo planeado, para encontrar a la persona allí y no vivir el desasosiego que me da estar esperando a alguien. Eso ha hecho que muchas veces alguna situación se me atraviese y el cálculo no se cumpla, terminando en una impuntualidad.
Ahora, históricamente por los trabajos que he tenido, presidiendo la comunidad en la celebración de los sacramentos y el ejercicio radial y televisivo, he tenido que ser totalmente puntual. No podía comenzar la misa de 7 a las 8, como hubiera querido, ni podría iniciar el espacio de Caracol TV a la hora que quisiera. Pero la verdad, si por mí fuera, no me importaría llegar un poco después.
En estos días leía una nota de prensa del diario El Tiempo que insistía en que las personas impuntuales tienden a ser más relajadas y menos estresadas, es decir, que confían en que su vida está bajo control, y por eso no se preocupan, sin embargo, un estudio de la Universidad Estatal de San Francisco, reveló que la impuntualidad se relaciona con problemas de autocontrol y con la generación de hábitos excesivos de beber y comer, y además con problemas en la concentración. Pero quizá los que más sufren son las personas puntuales, que terminan estresadas con el incumplimiento. Les hacen la vida más difícil.
Entiendo todos los argumentos del respeto por el otro y por su tiempo, pero creo que tenemos que ser más flexibles y cogerla con más suavidad, tratar de establecer rutinas y dinámicas que nos permitan disfrutar de las experiencias, sabiendo que no todo lo podemos controlar.
Los especialistas a los impuntuales les recomiendan:
1. Analizar bien el tiempo dedicado a cada tarea.
2. Escribir lo positivo que puede traer la puntualidad.
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3. Reprogramar el día. Tener claridad en qué se va a hacer, poniéndole tiempo de sobra a cada actividad. Se recomienda ponerlas 15 minutos antes de la hora real.
Creo que en esto, como en la vida, hay que vivir sin excesos.
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