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No es justo que alguien que se queje del transporte de mascotas sea linchado

Me parece fundamental el amor a los animales. Creo que es necesario que como humanos le brindemos los mejores contextos para que ellos puedan existir. Necesitamos amarlos, cuidarlos y protegerlos de quienes tienen desprecio por sus vidas

Alberto Linero
Alberto Linero
Foto: cortesía

Para nadie es un secreto que las mascotas se vuelven parte de la familia. También yo tuve una, e intenté brindarle las mejores posibilidades para que viviera cómodamente. Por eso no es raro ver en estos días algunos animales abordando vuelos con sus dueños para transportarse. Creo que es una experiencia normal, por eso cuando leí ayer sobre el caso de una pasajera de Avianca que se quejó por twitter porque le tocó viajar en la misma fila que un perro, me hice varías preguntas. La mujer afirma que no le parece que tenga que hacer el viaje con un “perrote” a su lado, porque además de esto, le tiene miedo. Esto me genera varías reflexiones:

Por una parte, me parece fundamental el amor a los animales. Creo que es necesario que como humanos le brindemos los mejores contextos para que ellos puedan existir. Necesitamos amarlos, cuidarlos y protegerlos de quienes tienen desprecio por sus vidas. Entiendo que para muchos sus mascotas representen más que simples animales. Nadie lo puede negar ni molestarse por eso.

Pero, en segundo lugar, también entiendo que algunas personas se incomoden al viajar al lado de ellos, en este caso de un perro. Ya sea porque muchos de ellos pueden llegar a ser inquietos, o pueden ladrar durante el vuelo, o por las alergias que se puedan tener. Y no es justo que una persona que se queje de eso sea linchada virtualmente, y hasta acusada de no amar a los animales. Creo que se trata del contexto.

Sin duda, situaciones como estas implican encontrar soluciones, y creo que la más importante está en que las aerolíneas vendan espacios que propicien una experiencia positiva tanto para los animales como para los pasajeros. No está de más, por ejemplo, pedir el consentimiento de aquellos que van a viajar al lado de una mascota. Podemos evitar tanto alboroto, y más bien propiciar las mejores experiencias de viaje, tanto para quienes se sienten incomodos por la presencia de un animal, como para los amigos de cuatro patas que también merecen todo el amor y respeto.

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