Sin espacio para pescar ni área para navegar están los habitantes de los pueblos palafitos que se alzan en medio de la Ciénaga Grande de Santa Marta, donde la taruya como buena planta invasora se ha expandido por la superficie del agua impidiendo el paso de cualquier lancha o canoa.
La situación tiene sumergida en una nueva crisis a poblaciones como Nueva Venecia y Buenavista, donde sus habitantes piden pronta intervención de las autoridades porque no tienen ni siquiera cómo trasladarse hacia Tasajera o Sitionuevo, que son las poblaciones en tierra más próximas a ellos.
Gabriel Moreno, habitante de Nueva Venecia, advierte que la proliferación de la taruya está afectando la economía, la salud y hasta la educación de estas poblaciones.
"De esta manera vivimos nosotros: no podemos llevar los productos de pesca, no podemos sacar un enfermo porque no hay vía, los niños no tienen clases, porque los profesores no están entrando; ha habido casos de dengue por el mosquito que sale aquí de estas plantas, ha habido enfermedades en la piel, porque las plantas se están muriendo y se contamina el agua", alerta Moreno.
En el Atlántico el panorama es similar para los municipios de Repelón, Manatí, Sabanalarga y Luruaco, que rodean al embalse del Guájaro, donde la taruya también ha cubierto gran parte de la superficie, imposibilitando las faenas de pesca y afectando la economía de estas poblaciones.
Desde la Federación de Pescadores del Atlántico, su vicepresidente Humberto Currea pide urgente intervención de las autoridades para erradicar a esta planta invasora.
"Es algo gravísimo. Vemos cómo la taruya tiene totalmente invadido ese cuerpo de agua importante para los pescadores del Atlántico y fuera del departamento. Pedimos que intervenga la CRA, la Gobernación y el Ministerio de Medio Ambiente para erradicar o mitigar esta taruya que afecta la alimentación a todos estos pescadores del Atlántico", dice.
Al respecto, la bióloga Ayaris Rojano, vocera de la Corporación Regional Autónoma del Atlántico, indicó que en la entidad están al tanto de esta situación, pero aclaró que hacer labores de limpieza en estos momentos es complejo por los altos niveles que presenta el Guájaro.
"En estos momentos, en época de aguas altas, no es viable por las grandes extensiones de taruya que se presenta, sobre todo porque la taruya se ubica en algunos puntos específicamente, pero luego el viento la mueve y se ubica en otros puntos. Entonces, no es fácil la recolección, recuperar esa planta y ubicarla fuera del embalse", afirma.
Entretanto, las familias de pescadores piden ayudas humanitarias, pues viven de la pesca y hace varias semanas no han podido desarrollar sus faenas.