Violencia en el Cauca se intensifica: alertan uso de drones y explosivos, según experto
El investigador explicó que lo que ocurre actualmente en el Cauca no es solo una continuidad, sino una intensificación de dinámicas ya conocidas.
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La reciente ofensiva de grupos armados en el Cauca reavivó las alarmas sobre la crisis de seguridad en el suroccidente del país. Las huellas de la guerra —balazos, roquetazos y ataques con drones— siguen marcando viviendas y caseríos, mientras las comunidades afrontan una violencia que continúa profundizándose pese a los esfuerzos de la fuerza pública. indicó Jorge Mantilla, investigador y especialista en conflicto armado, en conversación con Sala de Prensa Blu.
“Pareciera que ninguno de esos esfuerzos es suficiente para controlar la embestida de los grupos violentos”, señaló al inicio de la conversación.
Mantilla explicó que lo que ocurre actualmente en el Cauca no es solo una continuidad, sino una intensificación de dinámicas ya conocidas. Existe, dijo, una mayor simultaneidad de ataques y una proximidad peligrosa con la carretera Panamericana, corredor vital para el suroccidente.
Según el experto, la combinación de explosivos, drones y asonadas representa un desafío particularmente complejo: “Vamos a ver mucho más este tipo de ofensivas en los próximos años”, advirtió.
El analista destacó dos factores que hacen del Cauca un escenario singular del conflicto armado. En primer lugar, la presencia de comunidades indígenas con sistemas de gobierno propio y guardias que, por su función territorial, quedan más expuestas a las agresiones.
En segundo lugar, la hegemonía que hoy tienen en la zona las disidencias del Estado Mayor Central, bajo el mando de Iván Mordisco. “Estas estructuras lograron sacar a la Segunda Marquetalia y al ELN, generando un dominio casi total”, explicó Mantilla. Esta consolidación, añadió, ha sido facilitada por la fragmentación derivada de la política de paz total.
En el Cauca confluyen cultivos de coca, minería ilegal de oro y extorsiones, un entramado económico que sostiene a los grupos armados. “El gran negocio realmente es el control territorial, porque les permite incluso capturar el Estado local”, advirtió el investigador.
Ante la afirmación de que la reciente oleada de ataques responde a presiones de la fuerza pública, Mantilla fue categórico: “Soy escéptico frente a esa idea. Lo que vemos es un fortalecimiento de estos grupos”. Recordó además que el Cauca concentra el mayor porcentaje de reclutamiento de menores y que la expansión armada ya afecta incluso al Valle del Cauca y a ciudades como Cali.
El especialista señaló fallas en la implementación de la política de drogas y la pérdida de control territorial. “La ofensiva militar no va a servir si no hay presencia sostenida del Estado”, afirmó. Pidió, además, frenar el impacto humanitario del secuestro, la extorsión y el asesinato de líderes sociales, y avanzar en diálogos “honestos” con comunidades vinculadas a economías ilícitas.
El panorama, concluye Mantilla, sigue siendo crítico: el Cauca continúa atrapado en una violencia que no cede y frente a la cual el Estado aún no logra consolidar una estrategia efectiva.
Vea la entrevista completa acá:
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