El llamado urgente de líder Wayúu por crisis del hospital de Nazareth, en La Guajira
Los empleados y pacientes del hospital de Nazareth reclaman garantías de salud. Hay deudas salariares y nadie responde, según la denuncia.
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El Hospital de Nazaret, ubicado en el municipio de Uribia, en el extremo norte de La Guajira, se encuentra en una situación crítica que ha llevado a un paro continuo de sus trabajadores, que ya lleva cinco días.
La líderesa Wayúu de Nazareth Carlina Milena Sapuana, expuso la grave realidad que enfrenta la comunidad, a pesar de que el presidente Gustavo Petro, en noviembre del año pasado, había ordenado que el hospital estuviera "listo y no en obra".
En diálogo con Mañanas Blu con Camila Zuluaga, Sapuana habló de un panorama desolador de “falta de recursos, incumplimientos salariales y una gestión pasada deficiente” que, según ella, no respondió a las necesidades de la población.
Una de las denuncias más apremiantes es la “situación laboral precaria de los empleados. Según su testimonio, a los empleados de nómina se les adeudan "alrededor de tres a cuatro meses" de salario, mientras que a los de OPS (órdenes de prestación de servicios) se les deben "cuatro meses".
Además de las deudas, la infraestructura y los servicios básicos del hospital son prácticamente inexistentes. Sapuana enfatizó que el Hospital de Nazareth “no cuenta con ninguna ambulancia”.
La única excepción es el centro de salud del Paraíso, pero este se encuentra “a tres horas y media” del Hospital de Nazareth, representando la mitad del recorrido hacia el municipio de Uribia.
Ante emergencias, la comunidad depende de un "hospital campaña" que ha asumido la tarea de trasladar pacientes, ya que no hay una ambulancia disponible para recoger a los usuarios del territorio.
Esta situación es extremadamente grave, especialmente en una región tan remota, donde la capacidad de respuesta ante una urgencia médica es vital.
La escasez no se limita a las ambulancias, pues denunció una “carestía de insumos en los diferentes centros de salud”. La situación es tan crítica que, añadió, “los médicos o las enfermeras tengan que comprar pruebas de embarazo para que puedan hacer su trabajo”.
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Esta práctica, en la que el personal de salud debe usar “de su pecunio para poder realizar su trabajo”, es vista como inaceptable por la comunidad. La lideresa señaló que la anterior interventora, a pesar de haber sido designada para solucionar estas problemáticas, no dio una respuesta efectiva, lo que llevó a la comunidad a realizar un primer paro el 3 de julio, sin obtener soluciones.
Las acusaciones más contundentes de Sapuana giran en torno a la gestión de la interventora saliente, la doctora Nelvis Julián Guerra. Aunque no pudo afirmar que respondiera a intereses de corrupción, sí aseguró que la gestión de la interventora “no respondió a los que se necesitaba” y que hubo una “desconexión de ese trabajo al que fue designada”.
En ese sentido, criticó duramente el “cambiar personal” y despedir personal que es de la región.
"Algo que nosotros vimos muy grave y que atropellaba al derecho laboral de nuestros hermanos profesionales Wayúu", puntualizó.
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Se refirió también a la llamada “nómina paralela” que, según explicó, “afectó de manera crítica el estado del hospital”. Mientras a los empleados de nómina y OPS no se les cancelaba, existía “una nómina, lo cual estaban trabajando de manera remota desde la ciudad de Rioacha” y no estaban cumpliendo con un trabajo en territorio en el hospital de Nazaret.
Esto obligaba a los empleados locales, como la jefa de enfermeras o el jefe de talento humano, a hacer el trabajo de quienes estaban designados en esos cargos por la doctora Nelvis, según dijo.