La carga de enfermedades crónicas sobre el sistema de salud aumentará, según estudio
Un reciente estudio de la alianza de investigación Ágora, sobre las consecuencias del COVID-19, expone que la desatención a tiempo de enfermedades crónicas y del cáncer durante el confinamiento está generando una carga mayor en el sistema de salud.
El proyecto de investigación Ágora, liderado por la Pontificia Universidad Javeriana y con el apoyo del Ministerio de Ciencias, reunió a más de 60 investigadores para analizar cómo respondió el sistema de salud a la emergencia sanitaria causada por la pandemia del COVID-19, durante el 2020.
A cinco años del confinamiento, esta investigación también recoge los aprendizajes y dificultades que todavía permanecen sobre las decisiones que se tomaron. Por ejemplo, asistir a centros médicos únicamente en casos de extrema necesidad.
Una de las principales ventajas que tuvo el país, según el estudio, fue la rápida reacción que evitó que el sistema de salud colapsara, pasando de tener 5.000 a 13.000 camas UCI en los momentos de mayor exigencia, de acuerdo con información del Ministerio de Salud.
Zulma Cucunubá, investigadora principal de Ágora, epidemióloga y directora del Instituto de Salud Pública de la Universidad Javeriana, explicó que esta reacción permitió que se salvaran muchas vidas, pero que “esa misma expansión de las capacidades hospitalarias" para atender el COVID-19 generó simultáneamente que durante muchos meses "otras actividades como la atención del cáncer y de las enfermedades crónicas se retrasara”.
Ese retraso se traduce en diagnósticos tardíos y falta de tratamiento, efectos que en la actualidad estarían generando un incremento de costos y una mayor carga en el sistema de salud, en comparación con los años previos a la pandemia.
EFE - Foto: AFP
Foto: AFP, referencia
Este panorama, además, afectó de manera particular las regiones del país que han sido históricamente más desatendidas y donde mermaron actividades de promoción y prevención, capacidad hospitalaria y vacunación.
Cucunubá enfatizó en que las demandas de salud de enfermedades crónicas, como enfermedades cardíacas, diabetes, cáncer, artritis, asma y enfermedades pulmonares crónicas, “en este momento son mucho más grandes que lo que había antes de la pandemia”. Añadió que a este grupo de pacientes se suman todos aquellos que quedaron con afectaciones posCOVID.
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Al respecto, la investigación planea que el sistema de salud debe prepararse desde ya para atender futuras emergencias sanitarias, pero no solo ante nuevas enfermedades, sino implementar un sistema que no descuide a los pacientes actuales.
Una de las medidas a implementar, de acuerdo con Cucunubá, sería “generar un sistema de arquitectura y gobernanza de datos a nivel individual que permita generar análisis de mayor detalle en tiempo real”. En ese sentido, aclaró, que el país sí tiene muchos datos en el área de la salud, pero no una infraestructura que permita analizarlos rápidamente.
Otras de las recomendaciones que plantea es “el reconocimiento laboral de los equipos de salud público, aquellas personas que están en territorio, quienes hacen la planeación de las jornadas de vacunación, de los programas de promoción y prevención”.
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La investigadora aclaró que en la actualidad este personal está altamente precarizado y pese a que tuvieron un gran aprendizaje durante la pandemia, la inestabilidad laboral pone en riesgo la memoria institucional construida.