Las dos carnes con más hierro que no debería comer más de 1 o 2 veces al mes
Son populares en asados y ricas en hierro, pero su consumo frecuente podría afectar su salud más de lo que imagina.
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En Colombia, los asados y reuniones familiares suelen tener un menú bien definido, donde las carnes rojas y los embutidos ocupan un lugar central.
Sin embargo, un reconocido nutricionista ha lanzado una advertencia que podría cambiar la forma en que muchos colombianos planean sus fines de semana.
Luis A. Zamora, médico y experto en nutrición, explicó en su espacio ‘El método Z para comer bien’ que dos de los embutidos más populares del país, pese a su alto contenido en hierro, no deberían consumirse con frecuencia.
Se trata del chorizo y la morcilla, dos alimentos comunes en los platos típicos que, si bien aportan hierro, también representan un riesgo para la salud cuando se abusa de su consumo.
Según Zamora, tanto el chorizo como la morcilla son carnes procesadas con una alta proporción de grasa y un nivel elevado de procesamiento.
Esto los convierte en alimentos potencialmente perjudiciales si se consumen de manera habitual. “No deberían tener presencia semanal en nuestra alimentación”, señaló el especialista.
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El problema no radica únicamente en el contenido graso, sino en su relación directa con enfermedades crónicas. Diversos estudios han relacionado el consumo frecuente de carnes procesadas con un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 e incluso ciertos tipos de cáncer, especialmente colorrectal.
La morcilla, al estar elaborada con sangre, y el chorizo, como carne roja, son dos fuentes destacadas de hierro. Sin embargo, Zamora advirtió que este beneficio no compensa sus efectos negativos cuando se comen con regularidad.
A diferencia de frutas y verduras, cuyo consumo debe ser frecuente, las carnes procesadas deben limitarse estrictamente.
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El experto recomienda consumir chorizo y morcilla no más de una o dos veces al mes, y sustituirlos por opciones más saludables como pollo, pavo o conejo.
Estas carnes magras, si bien no tienen el mismo nivel de hierro que los embutidos, sí aportan proteínas de calidad sin el exceso de grasas saturadas y aditivos.
La advertencia del especialista cobra importancia en un contexto donde las reuniones informales, los asados y las celebraciones giran en torno a platos que, aunque deliciosos, pueden ser dañinos si se convierten en hábito. El consumo de chorizo y morcilla suele responder más a una costumbre cultural que a una necesidad nutricional.
“En realidad, no existe una necesidad biológica de consumir carne roja o procesada con regularidad”, afirmó Zamora. La clave está en la moderación y en priorizar alimentos que realmente contribuyan al bienestar del organismo.