Ciudades perdidas y secretos en el Amazonas

Es la selva del Amazonas, donde desde la época precolombina confluyen historias fantásticas que, al llegar a oídos de los conquistadores europeos, centraron las miradas del mundo entero. A propósito, el reportero y escritor brasileño Pablo Villarrubia Mauso, contó en Luna Blu detalles sobre ciudades perdidas y otros secretos que aún en pleno siglo XXI guarda celosamente la jungla que es llamada ‘el pulmón del mundo’. Tal vez el inicio de los mitos sobre ciudades perdidas fue la famosa expedición de Francisco de Orellana, buscando el país de la canela y El Dorado. Villarrubia indica que en esa expedición de 1541 el explorador español partió de Quito con la intención de conocer el río más caudaloso del mundo. “Los europeos todavía no conocían la existencia del río Amazonas, y la intención de Orellana era avanzar más allá de la cordillera de Los Andes y llegar a la selva amazónica, pero cuando él llega al gran río hay una duda entre los expedicionarios; creen por unos momentos que estaban frente al mar, pues no se veía de una orilla a otra”, así surgió el nombre del río Marañón. Añade el especialista que en la expedición Orellana se habría encontrado con una tribu de mujeres guerreras que habitarían una ciudad perdida. “Algunos sitúan el lugar del incidente cerca de la ciudad de Manaos, algunos indígenas llevaban escudos con piel de tapir que les cubría todo el cuerpo y enseguida venía un grupo de 10 mujeres; puede haber una cuestión de imaginación, pues iban montadas a caballo, insólito para la época”. Estas mujeres montadas a caballo eran de tez muy blanca, cabello oscuro y caminaban desnudas, según la descripción del religioso que acompañada a Orellana. “Estas mujeres estaban armadas con lanzas y arcos, los españoles intentaron dispararles con sus arcabuces, pero la pólvora estaba mojada y no lo lograron. Hicieron uso de sus ballestas y dispararon contra esas mujeres, que era un grupo aguerrido según cuenta el sacerdote Carvajal”. La leyenda de estas mujeres guerreras indica que hirieron a varios de los exploradores españoles, “entre ellos el propio cronista, quien acaba perdiendo un ojo de un flechazo. Los viajeros quedaron atónitos ante esta situación, aunque antes de eso habían tenido alguna información no muy lejos de Quito de la existencia de un reino de mujeres en la selva amazónica. Se decía que estas mujeres habitaban 70 ciudades a la orilla del río Amazonas, poblaciones construidas en piedra, algunas blancas y resplandecientes”.