
una interesante versión frente a la vida moderna.
“No se puede separar la vida del trabajo. El virus de la prisa ha contagiado todo y a que reconectarnos con la tortuga interior, no al ritmo de un caracol sino a la velocidad necesaria, no rápido sino mejor”, dijo Honoré.
El experto aseguró que la velocidad lleva al fracaso seguro y advirtió que, contrario a lo que se puede pensar, la lentitud permite analizar más rápido la información.
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El autor recomendó hacer pausas activas, dar relevancia a lo verdaderamente importante, intentar desenchufarse de los aparatos electrónicos e incorporar un ritual como jardinería o cocina, que sirva de freno todos los días.
Honoré estará en el foro sobre talento y productividad de El Espectador el próximo 21 de agosto dando una conferencia sobre el tema.
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