Natasia Pelowski, una joven que hoy se desempeña como profesora de yoga en Nueva York , compartió un desgarrador relato sobre su experiencia en un controvertido programa de terapia al que fue enviada contra su voluntad.
En un ensayo publicado en Newsweek, Pelowski narra el día en que su vida cambió drásticamente: el 23 de noviembre de 2014, cuando apenas tenía 16 años, fue secuestrada por dos extraños contratados por sus propios padres, según informa el New York Post.
La historia comienza en su hogar en Silicon Valley, donde Pelowski despertó con el sonido de botas frente a su puerta. Sin tiempo para reaccionar, los secuestradores irrumpieron en su habitación y la forzaron a salir. A pesar de sus intentos de resistencia, fue esposada y llevada a la fuerza, mientras su madre observaba la escena y su padre apenas pudo murmurar un “lo siento”.
Este tipo de secuestros no son inusuales en el contexto de los programas de “terapia en la naturaleza” o “intervención juvenil”, diseñados para adolescentes con problemas. Estos programas, que han generado controversia por sus métodos, son denunciados por la forma en que separan a los jóvenes de sus familias, muchas veces a través de tácticas de coerción.
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Pelowski fue llevada a uno de estos campamentos, donde vivió 53 días en condiciones extremas: sin acceso a electricidad, descalza, y sometida a revisiones constantes y trabajos forzados. Entre los momentos más perturbadores que relata, destaca ser llevada, con los ojos vendados, a una tumba abierta, simbolizando el fin de su “antigua vida”. Esta experiencia marcó el inicio de una larga serie de abusos psicológicos y físicos que sufriría en el campamento.
Tras su estancia, Pelowski fue transferida a un centro residencial en Utah, donde describe haber vivido en aislamiento prolongado y haber sido víctima de lo que ella denomina “terapia de ataque”. Además, fue testigo de intentos de suicidio entre otros jóvenes, quienes, en vez de recibir el apoyo necesario, eran reprendidos por el personal del centro.
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Las consecuencias de estas experiencias han dejado una huella imborrable en su vida, incluyendo un diagnóstico de trastorno de estrés postraumático (TEPT), que afecta su vida adulta.