En Colombia, la inclusión laboral de las personas con discapacidad sigue siendo una deuda pendiente. Según cifras del Dane, solo el 20 % participa activamente en el mercado laboral, y dentro de este grupo, las personas con discapacidad visual enfrentan algunas de las barreras más altas: falta de accesibilidad digital, estereotipos sobre su desempeño y entornos laborales que no están adaptados a sus necesidades.
Frente a este escenario, el Centro de Rehabilitación para Adultos Ciegos (CRAC) comparte cinco recomendaciones para los empresario y así construir entornos verdaderamente inclusivos y garantizar contrataciones exitosas de personas con discapacidad visual.
- La sensibilización interna: la inclusión no empieza en la firma del contrato, sino con un cambio de mentalidad en la organización. Formar a líderes y equipos en el reconocimiento del potencial de las personas con discapacidad visual permite derribar mitos, eliminar prejuicios y abrir el camino para relaciones laborales basadas en la confianza y el respeto. La sensibilización transforma percepciones y prepara a la empresa para integrar la diversidad de manera efectiva.
- Ajustar el entorno laboral, no las expectativas: la productividad no está limitada por la discapacidad visual, sino por la falta de condiciones adecuadas. Por eso, las empresas deben adaptar los espacios físicos y digitales: señalización táctil o en braille, buena iluminación, softwares accesibles, documentos compatibles con lectores de pantalla y procesos internos inclusivos. No se trata de reducir exigencias, sino de garantizar igualdad de oportunidades para alcanzar los mismos resultados.
- Confiar en el acompañamiento experto: la inclusión laboral es más efectiva cuando se realiza con asesoría técnica y acompañamiento psicosocial. El CRAC ofrece apoyo tanto a las empresas como a las personas contratadas, asegurando una adaptación progresiva, seguimiento continuo y solución de barreras durante los primeros meses. Este acompañamiento especializado no solo facilita la integración, sino que fortalece la permanencia y el éxito en el cargo.
- Integrar la inclusión dentro de la estrategia ESG: contratar personas con discapacidad visual no solo promueve la diversidad, sino que contribuye al componente social de las políticas de sostenibilidad empresarial. Las compañías que incorporan la inclusión en su estrategia corporativa fortalecen su reputación, atraen talento diverso y se posicionan como referentes en responsabilidad social. Además, impulsan culturas organizacionales innovadoras y más humanas.
- Medir el impacto humano y cultural: más allá de los indicadores económicos o los incentivos tributarios, la inclusión laboral transforma la cultura organizacional: genera equipos más colaborativos, empáticos y conscientes del valor de la diversidad.
Desde la CRAC enfatizan que la inclusión no solo es posible, sino necesaria para construir un país más equitativo y con oportunidades para todos.