Monseñor Rafael de Brigard invitó en su reflexión dominical a redescubrir el poder de la escucha como camino de encuentro con Dios. A partir del Evangelio de Lucas 16, que narra la parábola del rico y Lázaro, exhortó a no dejarse seducir por la riqueza ni vivir con un corazón endurecido: “La riqueza podría convertirnos en seres injustos, podría dominar nuestro corazón por encima de todo”.
El obispo resaltó que los bienes materiales son un don que debe ser bien administrado y compartido, pues “un cristiano es un administrador de su vida, de los bienes que logra, de sus talentos”. Citando el Salmo 145 —“El Señor hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos, liberta a los cautivos”—, recordó que Dios cuida a los suyos, pero espera de nosotros la misma solidaridad: “Lo que tienes, trata de compartirlo; lo que te sobra, haz que también sea gozo para los demás”.
Finalmente, monseñor de Brigard hizo un llamado a no postergar la conversión: “Hay que escuchar cuando todavía estamos en capacidad de hacerlo”. Invitó a vivir con discreción, humildad y generosidad, construyendo desde hoy una vida de servicio que prepare el corazón para la eternidad.
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