En su reflexión dominical, monseñor Rafael de Brigard invita a escuchar con apertura la Palabra de Dios, que no solo consuela, sino que “estremece, cuestiona y orienta” el corazón. A partir del Salmo 112, recuerda que Dios “levanta del polvo al desvalido y alza de la basura al pobre, para sentarlo con los príncipes”, subrayando que la confianza en el Señor es la verdadera riqueza.
Comentando el Evangelio de Lucas 16, monseñor De Brigard aborda el tema del dinero y la administración responsable. Jesús, explica, “nos mete la mano al bolsillo” para cuestionar nuestra relación con las posesiones y recordarnos que “ningún siervo puede servir a dos patrones… no pueden servir a Dios y al dinero”.
Finalmente, el prelado llama a una generosidad concreta, que no delegue solo en gobiernos o instituciones, sino que surja de cada cristiano: “Distribuyamos nuestra alma, nuestro corazón, nuestra generosidad… sería una maravilla morir sin nada, porque todo lo dimos”.
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