El presidente, de traje oscuro y corbata azul celeste, y su esposa, de traje blanco, esperaron en la puerta de la Plaza de Armas de la Casa de Nariño al pontífice, que llegó en un automóvil oscuro precedido por la caballería del Ejército ataviada con uniforme de gala.
El papa caminó unos metros sobre la alfombra roja y saludó con un apretón de manos a la pareja presidencial, que lo invitó a seguir para la ceremonia oficial de bienvenida.
Después escucharon la ejecución de los himnos del Vaticano y de Colombia, interpretados por la Orquesta Sinfónica Nacional, lo que dio un marcado carácter civil al acto, a diferencia de otros saludos a jefes de Estado en los que los himnos están a cargo de la banda de música del Batallón Guardia Presidencial.
El Coro de la Ópera de Colombia y el cantante Fonseca acompañaron el recorrido del papa con la canción "Puede ser", y el recorrido del obispo de Roma fue interrumpido momentáneamente por uno de los invitados que se arrodilló ante él para pedirle la bendición y por una niña que también se le acercó.
Al finalizar la ceremonia y antes de los discursos de bienvenida, el papa encendió una llama de la paz y se perdió entre una multitud de niños vestidos de blanco como él mientras al fondo sonaba la canción "Un paso hacia la paz".
Luego, el primer mandatario, en su discurso oficial, dio la bienvenida al santo padre “como presidente de la república y en nombre de más de 49 millones de compatriotas”.
“Lo hago también desde el fondo de mi corazón, como uno más que ha sido tocado por sus palabras y su ejemplo. Gracias, Su Santidad, por venir a acompañarnos en este momento único de la historia de nuestro país”.
Agradeció a Francisco por “venir a confirmarnos en la fe, en la unidad y en el amor (…) por invitarnos a ser defensores de la vida; a ser instrumentos de paz, tal como oraba –hace ocho siglos– Francisco, el santo de Asís” y por “expandir el don de la misericordia, que nos mueve a la compasión frente al dolor y la experiencia del otro”.
Resaltó también que su visita sirve a los colombianos para “acompañarnos, estimularnos, a dar con nosotros el primer paso hacia la reconciliación”.
En ese sentido, se refirió al inicio del posconflicto tras el paso de las Farc a la política diciendo que tras terminar la guerra contra ese grupo “miles de vidas se han salvado, miles de víctimas se han evitado, pero nos falta dar ese paso renovador, ese primer paso que es el más importante de todos: el paso hacia la reconciliación”.
“De nada vale silenciar los fusiles, si seguimos armados en nuestros corazones. De nada vale acabar una guerra, si aún nos vemos los unos a los otros como enemigos”, añadió Santos.
“Confiamos en que su visita abra el corazón y las mentes de los colombianos a la paz que viene de Dios y habita en el alma de los hombres… A esa paz que ahora estamos construyendo”, resaltó el presidente, quien expresó su deseo de dar, con el aliento del papa, el primer paso.
“Queremos reconocernos en las diferencias y aceptar al otro, no como una carga, sino como un don… ¡un don de vida! Bienvenido a Colombia, Su Santidad. Bienvenido, caminante de la paz y del amor”, finalizó el mandatario, al pedir “humildemente para nuestro país y sus habitantes”, la bendición apostólica.
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