Miguel Ángel Russo es sinónimo de victoria, de lucha y de constancia, esa misma que lo llevó a ganar el partido más difícil y complejo de su vida: la dura batalla contra el cáncer de vejiga.
El oncólogo colombiano Carlos Castro, quien atendió al entrenador argentino, reveló, en diálogo con Olé, cómo fue el duro camino hasta derrotar, y por goleada, al cáncer, ese enemigo silencioso que amenazaba la salud del hoy técnico del Boca Juniors.
Castro habló del legado que dejó Russo en Colombia tras salir campeón con Millonarios en el año 2017, a la par que luchaba contra el cáncer. Contó que era el balón, la cancha, el apoyo de su familia y del mundo del fútbol los que le daban fuerza en cada una de las quimioterapias.
La orina cambió de color: así empezó la batalla contra el cáncer
El estratega argentino estaba en un restaurante en Bogotá y al ir al baño notó que su orina tenía un color más oscuro de lo normal. No olía mal, no sentía dolor, no tenía síntomas, tenía cáncer. Ahí supo que algo andaba mal.
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Fue ahí cuando Miguel, según contó el especialista en Olé, se aferró con todas sus fuerzas a Dios. Su esposa Mónica, sus hijos Natalia e Ignacio y su nieto Pedro fueron su gran apoyo, al igual que su asistente Hugo Gotardi, quien se encargó de dirigir a Millonarios mientras él hacía una pausa para vencer la enfermedad.
Al profe Russo, como le dicen sus allegados, lo operaron dos veces: una en 2017 y otra en 2018. Nunca bajó los brazos y, por el contrario, mostró de qué está hecho, incluso cuando una bacteria le provocó una infección urinaria y lo puso de frente con la muerte.
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El proceso
“Miguel llegó a mi consultorio por recomendación de Enrique Camacho (presidente de Millonarios). Con Enrique fuimos juntos a la escuela y él se comunicó conmigo para ponerme al tanto de la situación. Con Miguel logramos una muy buena empatía. La relación médico-paciente siempre es importante y más a la hora de combatir este tipo de enfermedades. A partir de ese momento, todo fue aprendizaje. Miguel nos dio una lección de coraje, fe y aprecio por la vida”, señaló el médico Castro.
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Agregó que al momento de la cirugía, a Russo le detectaron otro pequeño cáncer en la próstata que hacía temer lo peor. Por fortuna, según sostuvo, la ciencia ha avanzado mucho y lograron hacerles frente a las complicaciones de salud.
“Él tuvo un cáncer complicado en la vejiga y al momento de la cirugía le detectaron otro pequeño cáncer en la próstata. Pero su mayor problema fue de vejiga. Afortunadamente, la tecnología ha avanzado mucho y hoy existen métodos muy eficaces para tratar un cáncer avanzado como el que afectó a Miguel”, manifestó.
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Operación en Buenos Aires
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“Miguel fue intervenido en el Hospital Italiano de Buenos Aires. La cirugía en sí salió perfecta, pero durante el tiempo que estuvo hospitalizado se contaminó con una bacteria que es muy compleja y que es muy resistente a muchos antibióticos. Eso fue lo que realmente complicó los meses posteriores. Levantaba mucha fiebre, pasaba muchos días internado y cuando parecía que salía, volvía a caer. Fue algo que nadie tenía en sus presupuestos, pero Miguel con paciencia y tenacidad logró ganar esa batalla. Un día se preguntó: “Si no me mató el cáncer, ¿me va a matar una bacteria, algo que ni alcanzo a ver?”. Y ahí está, hecho un campeón”, indicó el oncólogo colombiano con alma de argentino.
…Y ganó el partido más importante de su vida
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Tras la dura lucha, Miguel Ángel, de 64 años, aprendió que no hay que subestimar a ningún rival y más cuando este es silencioso y amenaza con poner fin a una carrera llena de éxitos, de altibajos y de grandeza.
“Miguel aprendió que nunca hay que subestimar los controles médicos y mucho menos a esta edad. Y que en estos casos no hay que preocuparse, sino ocuparse y tomar las cosas con tranquilidad. Leyó innumerable cantidad de artículos acerca de su enfermedad y descubrió que, cuanto más sabía, mejor se sentía. Nunca le tuvo miedo al quirófano, sino al día después. Llamó a personas que habían pasado por lo mismo para conocer sus experiencias y saber lo que le esperaba. Una de esas personas fue su ídolo, Joan Manuel Serrat, a quien recibió en Rosario", aseveró.
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“Yo me operé hace 14 años, en la época de las cavernas. Ahora es otra historia: vas a estar bien”, lo consoló el cantautor español. Sin embargo, todo cambió con la bacteria. Cuando ese organismo microscópico se lo quiso llevar. Tan joven, con tantas ganas de vivir. Ahí Miguel la pasó feo de verdad. Apagó el celular y quiso quedarse solo. Hasta que un día dijo basta. En todo ese proceso también fue importante el doctor Castro, que estuvo siempre a disposición para el entrenador”, relató el profesional de la salud.