Histórico: crean electricidad a partir del calor humano para dispositivos autocargables
En un avance que podría revolucionar el uso de dispositivos portátiles y la forma en que interactuamos con la tecnología vestible.
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Un grupo de científicos chinos desarrolló la primera banda elástica del mundo capaz de transformar el calor corporal en electricidad. Este innovador material promete alimentar dispositivos como relojes inteligentes, teléfonos móviles e incluso equipos de comunicación, sin necesidad de baterías externas o tomas de corriente. El desarrollo representa un gran paso hacia una nueva generación de materiales inteligentes que no sólo conducen electricidad, sino que lo hacen sin perder potencia, incluso al ser estirados, doblados o sometidos a tensiones mecánicas. Uno de los principales retos tecnológicos hasta ahora había sido lograr que un material pudiera ser altamente elástico sin sacrificar su conductividad eléctrica. Con esta nueva invención, ese obstáculo parece haberse superado.
La clave del éxito radica en la composición del nuevo elastómero termoeléctrico, que fue desarrollado por el equipo del científico Lei Ting en la Universidad de Pekín. El material combina una red de nanofibras con polímeros semiconductores y caucho elástico, lo que le permite estirarse significativamente y luego recuperar su forma original sin perder funcionalidad. Además, se le han añadido impurezas específicas para modificar sus propiedades físicas, optimizando así su rendimiento térmico y eléctrico. El principio de funcionamiento se basa en el aprovechamiento de la diferencia de temperatura entre el cuerpo humano y el entorno.
Este gradiente térmico es transformado eficientemente en electricidad, permitiendo una generación energética constante y con mínimas pérdidas de calor. "Buscábamos un material que pudiera doblarse, estirarse y adherirse a la piel cómodamente", explicó Lei Ting. "Estos dispositivos térmicos no solo son cómodos, sino que también logran transformar la energía corporal en electricidad de forma eficaz". Los resultados del estudio, publicados recientemente en la prestigiosa revista Nature, destacan que el rendimiento del nuevo material rivaliza con el de los termoeléctricos inorgánicos convencionales, incluso a temperatura ambiente.
Este dato no es menor, ya que permite prever una amplia gama de aplicaciones prácticas, tanto en zonas urbanas como en áreas remotas donde el acceso a la electricidad es limitado. Entre las posibles aplicaciones del elastómero termoeléctrico se encuentran su integración en prendas de vestir para cargar teléfonos móviles, alimentar sensores biomédicos, regular la temperatura corporal o incluso encender fuegos en lugares sin electricidad, lo que podría beneficiar a comunidades rurales o a operaciones de rescate en condiciones extremas.
Con este desarrollo, China no solo marca un nuevo hito en el campo de la energía renovable portátil, sino que abre la puerta a una transformación profunda en la relación entre tecnología y cuerpo humano. Si bien aún faltan pasos para su comercialización, el futuro de la energía personal podría estar más cerca, y más cómodo, de lo que imaginamos.