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Oruro y su Carnaval: el destino cultural que todo viajero debe conocer
Entre música interminable, danzas que nacen de la fe y múltiples colores, el Carnaval de Oruro se vive como una experiencia que transforma al viajero y conecta con el alma profunda de Bolivia.
El Carnaval de Oruro, una de las celebraciones culturales más importantes de América Latina, fue el eje de una conversación reciente en el programa Travesía Blu de Blu Radio, donde el periodista español Mario Lorenzo Quintanilla compartió su experiencia personal y profesional con esta festividad que marcó su vida.
Más que un viaje, su historia se convirtió en un testimonio sobre identidad, fe y conexión con los pueblos.
Quintanilla, especializado en fiestas populares y folclore alrededor del mundo, relató cómo su primer encuentro con Oruro ocurrió en 2014 de manera inesperada, cuando viajaba como mochilero tras realizar un voluntariado en Santiago de Chile.
Su ruta continuaba por Argentina y Bolivia, hasta que dos jóvenes bolivianas le propusieron acompañarlas a Oruro para vivir el carnaval desde la casa de sus familiares.
Durante la entrevista en Travesía Blu, el periodista explicó que su decisión estuvo guiada por una pasión que siente desde la infancia. Proveniente del Mediterráneo, creció rodeado de celebraciones como las fiestas de Moros y Cristianos, lo que despertó en él una sensibilidad especial por las manifestaciones festivas de los pueblos.
El impacto comenzó incluso antes de llegar. La salida masiva desde La Paz lo dejó sorprendido, al no recordar otra experiencia similar en la que muchas personas se desplazaran hacia un mismo destino movidas por una tradición. Al llegar a Oruro, la experiencia superó cualquier expectativa previa.
Oruro diablada
Foto: redes sociales
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¿Cómo es el Carnaval de Oruro?
Quintanilla define a Oruro como “wasi” (casa en quechua) a pesar de haber nacido en el Mediterráneo. Acostumbrado a bandas de entre 80 y 90 músicos, se encontró con agrupaciones que reunían entre 200 y 300 integrantes, acompañando a más de 30.000 danzantes a lo largo del recorrido. La magnitud lo llevó incluso a perder su vuelo de regreso a Chile, decisión que asumió sin dudar.
La hospitalidad de la gente, la intensidad de la música y la energía colectiva provocaron una conexión emocional profunda. Según contó, abandonó Oruro entre lágrimas, consciente de que algo había cambiado en su forma de entender las fiestas y los viajes.
En 2025, regresó a Oruro durante el Bicentenario de Bolivia con una mirada más profunda. Ya no como turista, sino como periodista de inmersión. Permaneció más allá de la Peregrinación para conocer los ensayos de las fraternidades, el trabajo artesanal de trajes y máscaras, los rituales dedicados a la Pachamama y la vida cotidiana de una comunidad que espera todo el año el carnaval.
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Como resultado de ese proceso nació la serie 'Voces del Carnaval de Oruro', con entrevistas a artesanos, diseñadores y bailarines.
Para Quintanilla, el carnaval representa “fe en movimiento”. Una devoción que se intensifica en los últimos cuatro kilómetros de peregrinación, donde danzantes avanzan durante horas con trajes que superan los 30 kilos y culminan quitándose las máscaras antes de ingresar al santuario.
Declarado Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, el Carnaval de Oruro no solo dejó una huella imborrable en Quintanilla, sino que reafirmó su convicción de recorrer el mundo a través de las celebraciones que revelan la verdadera identidad de los pueblos.