En plena Sierra Nevada de Santa Marta, entre el susurro de un río sagrado, la espesura de la selva tropical y la sabiduría ancestral de los pueblos originarios, se encuentra Tewimake: un santuario de lujo sostenible donde el descanso se convierte en un viaje espiritual.
La brisa húmeda de la Sierra Nevada llega cargada de historias. De aquellas que no se cuentan con palabras, sino con el sonido del agua del río Don Diego deslizándose entre piedras, con el canto de los monos aulladores anunciando el día y con el eco profundo de una tierra que aún guarda memoria ancestral.
Así empieza la experiencia en Tewimake, un hotel escondido entre la selva donde el lujo y la naturaleza hacen juego para sorprender al visitantes. Aquí no hay ruido y cada detalle es cuidado para vivir una verdadera experiencia inigualable. Lo aquí sobra es una conexión profunda con la vida.
Cada cabaña, construida en madera, inspirada en las formas naturales del territorio, parece flotar entre árboles y lianas. Y desde las terrazas, uno no ve edificios ni piscinas infinitas: solo verde, cielo, río y el silencio que tanto se extraña en las ciudades.
“Tewimake nació de un sueño familiar, de querer compartir este lugar sagrado con el mundo, sin alterar su esencia. Aquí, todo está pensado para reconectar con la naturaleza, pero también con uno mismo”, explica Leidy Palacios, vocera del hotel, mientras nos guía hacia el restaurante al aire libre, donde el olor a yuca recién horneada y el café orgánico cultivado en la Sierra nos recibe con hospitalidad.
Las opciones de alojamiento, diseñadas para distintos tipos de viajeros, van desde glampings rodeados de vegetación hasta cabañas presidenciales con vista al río. Pero más allá del confort, lo que hace especial a Tewimake es su atmósfera viva. Todo parece latir con calma.
Uno de los momentos más impactantes del viaje es la visita a Katanzama o Tayronaka, una comunidad indígena cercana de la etnia kogui, quienes han habitado estas tierras durante siglos. El recorrido no es un tour folklórico. Es un encuentro respetuoso con una cosmovisión que pone en el centro la armonía entre el ser humano y la naturaleza.
“Nuestros recorridos buscan generar conciencia. No es solo turismo, es aprendizaje, es respeto”, enfatiza Palacios. Y así se siente. Se camina despacio, se escucha mucho y se comprende que este territorio es sagrado, que cada piedra y cada planta tienen una historia.
Más tarde, el espíritu aventurero despierta. El tubing por el río Don Diego es otra joya de Tewimake.
Te montas en una llanta inflable, te dejas llevar por la corriente y sientes cómo el tiempo se diluye entre los mangles, las aves y la sombra verde del bosque.
Para los más activos, también hay bicicleta por la Sierra, con rutas que desafían la resistencia, pero que premian con paisajes irrepetibles.
Y cuando crees que ya lo has visto todo, aparece la experiencia BBQ Donuts: una especie de comedor flotante redondo, con motor eléctrico, que se desliza por el río como si danzara sobre él. Un plan ideal para amigos, parejas o familias, donde se mezcla lo lúdico con lo contemplativo. Comer mientras el río te abraza es, sin duda, un lujo emocional.
La jornada cierra con sabores. En el restaurante del hotel, la cocina no es un adorno, es parte de la experiencia. Cada plato cuenta una historia de origen: los ingredientes son locales, frescos y preparados con amor. Desde una mojarra del río hasta postres de frutas autóctonas, la carta rinde homenaje a la biodiversidad y a los saberes culinarios de la región.
¿Cómo llegar a Tewimake?
Tewimake se encuentra en la vereda Perico Aguao, a tan solo 40 minutos de Santa Marta y muy cerca del punto donde el río Don Diego se encuentra con el mar Caribe. El acceso puede hacerse por carretera, y una vez allí, el personal del hotel se encarga de cada detalle para que el visitante solo tenga que preocuparse por disfrutar.
Recomendaciones para vivir la experiencia:
Llevar ropa fresca, de algodón, y buen repelente.
Aunque hay señal, lo ideal es desconectarse digitalmente para reconectarse espiritualmente.
Respetar los tiempos y espacios de la comunidad indígena si decides visitar Katanzama o Tayronaka.
Reservar con antelación, especialmente en temporada alta.
Preguntar por las experiencias especiales: BBQ Donuts, tubing y talleres culturales.
Tewimake no es solo un hotel. Es un portal hacia otra forma de estar en el mundo. Un refugio donde la selva no es un escenario, sino una maestra; donde el río no es una atracción, sino un guía; y donde el descanso no se mide en estrellas, sino en memorias que se quedan en el alma para siempre.