Empezó la ‘oposición colaborativa’: columna de Óscar Montes
El panelista Óscar Montes habló de la figura de la oposición en los sistemas democráticos.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
En todo sistema democrático los partidos que no ganan hacen oposición. Es la regla. La oposición permite la alternancia en el poder. La figura existe desde tiempos inmemoriales y ella ha permitido el fortalecimiento no sólo del sistema democrático, sino también de los partidos políticos.
El mejor ejemplo es Estados Unidos, donde por lo general se presenta una rotación cada cierto tiempo en el poder, entre demócratas y republicanos.
Igual sucede en varios países de Europa donde operan, inclusive, los llamados "gabinetes en la sombra" y también "el derecho de réplica", figuras que les brindan plenas garantías a la oposición para que pueda controvertir los anuncios o las medidas oficiales.
En Colombia existe la que podríamos llamar "oposición colaborativa", que le permite a algunos partidos perdedores sumarse al gobierno de turno a cambio de una buena tajada burocrática. Es decir, los perdedores en Colombia no se van a la oposición, sino que se dedican a la "colaboración" a cambio de puestos y contratos. Algunos líderes políticos definen esta exótica figura como "gobernabilidad", mientras que otros la llaman simplemente "mermelada".
Lea también: El Museo del Caribe y la compra de votos: columna de Óscar Montes
El partido político que mejor ha sabido sacarle provecho a la "oposición colaborativa", o "mermelada", es el Conservador, que nunca pierde. Gana con cara y gana con sello.
Sin tener candidato presidencial, el conservatismo cuenta con el número suficiente de votos para ayudar a elegir presidentes y el número suficiente de congresistas para hundir un proyecto. O para salvarlo. Todo depende de la negociación.
Publicidad
En estos tiempos que corren las acciones azules están muy cotizadas en la bolsa electoral. ¿La razón? Todos los candidatos quieren contar con esos dos millones de votos y los conservadores lo saben. Por eso piden, a cambio de ellos, esta vida y la otra, desde la mismísima Vicepresidencia hasta una buena cantidad de ministerios.
De esta manera, para el Partido Conservador resulta más rentable no tener candidato presidencial que tenerlo. Ese es el negocio socio.
Y los jefes del partido de La U, también se dieron cuenta de que sus votos valen mucho y por eso quieren reunirse a partir de hoy con los candidatos presidenciales para escuchar sus inquietudes y propuestas, que es una manera elegante de decirles, "aquí tenemos estos votos, ¿qué ofrecen a cambio?".
Publicidad
De esta forma grotesca y chantajista, la "la oposición colaborativa", o la "mermelada", acabó en Colombia con uno de los principios fundamentales de todo sistema democrático: el de la oposición política.