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Aunque usted no lo crea, el clima en municipios como Ambalema, Zipaquirá, Albán, Útica, Funza y Villeta afectan las operaciones aéreas en el país.
La lluvia o las tormentas en esos lugares no se pueden ver desde Bogotá, pero afectan la manera en que los pilotos se acercan a El Dorado. Básicamente, cuando hay tormentas, nubes o niebla en dichos municipios, los pilotos buscan rutas alternas y desvíos para esquivarlas.
Volar entre nubes es posible con la tecnología actual, pero no es cómodo porque causa turbulencias ni es recomendable porque puede dañar los equipos.
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“Esas rutas anormales de vuelo lo que ocasionan son demoras porque muchas veces quedan espacios muy pequeños para pasar y por el mismo espacio deben pasar todos los aviones”, explicó el coronel Rolando Aros, director de servicios a la navegación aérea de Aerocivil.
La situación es peor cuando el mal clima aparece al mismo tiempo en varios municipios cercanos. Los aviones se ven obligados a 'hacer fila' y el número de aviones que llega cada hora a la ciudad se reduce.
Estadísticamente, los primeros quince días de diciembre suelen presentar este tipo de complicaciones. Sin embargo, pueden ocurrir en cualquier momento del año debido a que Colombia es un país donde no existen estaciones.
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