En menos de dos semanas volvió a ocurrir un nuevo cambiazo de cadáveres en Barranquilla. El pasado miércoles falleció, víctima del COVID-19, la religiosa Luz Marina Zapata, rectora de la I.E.D. Madre Marcelina.
Sin embargo, cuando las hermanas de su congregación fueron a la clínica para reclamar su cuerpo, descubrieron que su cadáver ya había sido entregado y sepultado.
"Ayer fuimos con la funeraria Los Olivos a la Clínica La Asunción para sacarla de allí y llevarla al cementerio donde la iban a cremar, y ¡sorpresa! no la encontramos", narró la hermana Matilde Arteaga.
"Nos dijeron que a las 10:00 de la mañana la funeraria La Paz ya se la había llevado para enterrarla", agregó.
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En realidad, fue Carlos Suárez el que, junto a su familia, sepultó a la religiosa de 65 años creyendo que se trataba de su mamá Luz Marina Rodríguez, quien murió el pasado lunes en la misma clínica.
"Ayer (jueves) nos llamaron y nos dijeron que el cuerpo que habíamos enterrado el día anterior no era el de mi madre, que ella todavía permanecía en la clínica. Sentimos lo mismo que cuando recibimos la noticia que mi mamá había muerto: tristeza, agonía, desespero. Fue frustrante", expresó Carlos.
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A través de un comunicado, la Clínica La Asunción respondió que “la institución cumplió con el protocolo establecido para la entrega de cadáveres”, como lo es permitir “el reconocimiento por parte de la familia del cuerpo antes de ser retirado”.
El reconocimiento lo hizo un nieto de Luz Marina Rodríguez, quien aseguró que sí era ella, su abuela, pues en medio del dolor y por el estado del cuerpo no se dio cuenta que se trataba de la religiosa.
La Clínica aseguró que, con el acompañamiento de la Secretaría de Salud, adelantan las diligencias correspondientes para resolver la situación.
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La semana pasada ocurrió una confusión similar con la hermana del exsenador Mario Varón Olarte, cuyo cadáver fue enterrado por otra familia en un cementerio de Puerto Colombia.
Durante el primer pico, otras cuatro familias también fueron víctimas de un cambiazo de cuerpos, entre ellos, el de la enfermera Marilyn Pérez, quien murió por coronavirus el 6 de julio del 2020 y aún se desconoce dónde y quiénes sepultaron su cadáver.
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