
El Gobierno nacional activó esta semana una cláusula especial que suspende temporalmente la regla fiscal, una decisión que genera inquietudes sobre su impacto en la economía del país, en las empresas y en los hogares colombianos. Aunque es legal, expertos advierten que podría traer consecuencias como más inflación, tasas de interés más altas y menor inversión.
La regla fiscal funciona como un límite al gasto del Estado, diseñado para evitar que se endeude más allá de lo razonable. Al dejarla en pausa, el Gobierno podrá gastar sin ese techo, con el objetivo de impulsar programas sociales, infraestructura y la reactivación económica. Sin embargo, la medida ha levantado alertas por llegar en un contexto que no es tan crítico como la pandemia del COVID-19, cuando se suspendió por primera vez.
De acuerdo con un análisis de la firma Russell Bedford Colombia, esta decisión puede encarecer el crédito, generar devaluación del peso colombiano y elevar el costo de vida. Olga Viviana Tapias, socia de impuestos de la firma, advirtió que se trata de una medida riesgosa: “No enfrentamos hoy una emergencia sanitaria como la de 2020, por lo tanto, esta decisión pone en duda la fortaleza de las finanzas del país”.
El impacto ya se siente: dólar, petróleo e inflación
La respuesta del mercado no se hizo esperar. El dólar superó los $4.180 y el petróleo Brent cayó por debajo de los US$69, lo que aumenta la presión sobre la economía colombiana. Un dólar caro implica más costo para las importaciones y, por tanto, mayor inflación.

Además, si la confianza en el manejo fiscal del país se deteriora, los inversionistas podrían exigir intereses más altos para prestarle al Gobierno, y eso impactaría directamente las tasas de los créditos para ciudadanos y empresas.
La gente debe entender que cuando el Gobierno gasta más sin respaldo, alguien terminará pagando esa cuenta: ya sea con más impuestos, con productos más caros o con recortes a programas sociales
¿Y qué pasa con las empresas y el empleo?
A corto plazo, una mayor inversión del Estado puede dinamizar sectores como la construcción y los servicios. Sin embargo, a mediano y largo plazo, los riesgos son evidentes: menor confianza para invertir, más dificultades para acceder a crédito y un posible freno en la creación de empleo.
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La suspensión de la regla fiscal puede percibirse como un debilitamiento de la disciplina fiscal, lo que podría frenar la llegada de inversión extranjera y afectar el crecimiento económico.
El Gobierno presentará en los próximos días su Marco Fiscal de Mediano Plazo, donde se espera que detalle cómo y cuándo volverá a regir la regla fiscal. Por ahora, la incertidumbre domina el panorama y los efectos comienzan a sentirse tanto en los mercados como en los hogares.