En Colombia, 8.1 millones de personas son pobres energéticos, es decir, tienen alguna privación relacionada con actividades esenciales realizadas con energía como acceder a las comunicaciones, cocinar con energéticos adecuados, acceder a energía de calidad, entre otros.
La medición mostró un avance al pasar del 16.1 % en 2024 al 15.4 % en 2025, es decir, unas 300.000 personas salieron de la pobreza energética el año pasado. Sin embargo, a este ritmo de avance, el país tendrá que esperar a 2034 para tener una pobreza energética de un solo dígito.
En el 2024 aumentó el porcentaje de hogares sin una energía adecuada para cocinar. Esto implica que más personas usaron leña, carbón y desechos para cocinar, además se estancó la mejora en la calidad del servicio de electricidad.
En contraste, más hogares pudieron acceder a electrodomésticos como lavadora y nevera, más personas accedieron a Internet y también a computadoras, tablets y smartphones.
"En síntesis, el país avanza con el timón en la dirección correcta y mejor equipado, pero con los motores de acceso y calidad a bajas revoluciones. Los progresos en conectividad y equipamiento han impulsado la reducción de la pobreza energética, pero no bastarán para alcanzar una mejora profunda y sostenida si no se consolidan avances estructurales en el acceso y la calidad de la energía", señala el informe.
Promigas propone que para llegar a la meta de un dígito de pobreza energética hay que priorizar la mejora de la calidad del servicio en los municipios donde se ha deteriorado, especialmente en la región Caribe, y expandir soluciones no convencionales de energía. También hace falta profundizar el plan de sustitución de leña, según el informe.