Habla exreina de belleza que participó en Miss Universo y dejó todo para ser monja
Exreina de belleza sorprende al revelar por qué abandonó su camino hacia Miss Universo para tomar los hábitos y cambiar su vida por completo.
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La historia de Kamila Rodrigues Cardoso ha dado un giro tan inesperado como inspirador. Hace apenas tres años su rostro figuraba entre los más admirados de los concursos de belleza en Brasil.
Nacida en Patos de Minas, en el estado de Minas Gerais, su ascenso en el modelaje la llevó a ganar el título de Miss Continente Teen Sol Naciente, reconocimiento que la proyectó hacia escenarios más grandes como Miss Brasil y posteriormente Miss Universo. Su carrera prometía abrirle camino en las pasarelas internacionales, pero la vida le tenía preparada una ruta muy distinta.
Aunque desde afuera su imagen reflejaba éxito y plenitud, la joven atravesaba un proceso emocional que la acompañaba desde la infancia.
La muerte de su padre, cuando apenas tenía nueve años, le dejó un vacío profundo que con los años se transformó en episodios de ansiedad y depresión.
Kamila ha contado que creyó que el brillo del modelaje sería suficiente para superar ese dolor, pero con el tiempo comprendió que la fama no lograba llenar ese espacio interior. “Pensé que ser modelo era mi vocación, pero mientras más avanzaba, más me daba cuenta de que algo no estaba bien en mi corazón”, relató en una entrevista con el programa ‘The Noite’.
Su vida tomó un rumbo distinto el día que decidió asistir a una misa en medio de una búsqueda espiritual. Allí, observando a una monja cuya serenidad la impactó profundamente, sintió lo que describe como una revelación.
La joven seguró que vio en aquella religiosa una “luz muy intensa”, algo que la llevó a visitar un convento por curiosidad... y salió con la certeza de que había encontrado su camino. Poco después abandonó por completo el mundo del modelaje y adoptó el nombre de Eva, en referencia al primer personaje femenino de la Biblia.
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Hoy, convertida en hermana Eva e integrante de la Congregación Sancta Dei Genitrix —dirigida por el sacerdote ortodoxo José Ribamar R. Dias—, afirma haber encontrado la plenitud que durante años buscó sin éxito en la vida pública.
Su belleza, ahora enmarcada por el hábito religioso, sigue llamando la atención en Brasil y otros países, incluso al punto de recibir propuestas de matrimonio, pero ella es clara: su deseo es “ser la esposa de Jesús y vivir una vida consagrada”.
Lejos de las pasarelas, la exreina de belleza dedica su tiempo a labores sociales, especialmente en comunidades vulnerables como la región periférica de Sol Nascente, considerada una de las favelas más grandes del mundo. Desde allí, la hermana Eva asegura sentirse más útil, más conectada con los demás y, sobre todo, más en paz consigo misma.