Gustavo Angarita Jr.: “Mi papá actuó hasta la semana pasada, sus últimos días fueron muy bonitos”
Angarita, quien enfrentó con entereza un cáncer que se agravó en los últimos meses, fue hospitalizado desde abril en la Clínica Universitaria Colombia, bajo cuidados paliativos. Sin embargo, nunca dejó de sonreír ni de hablar de su pasión por el arte, según relataron sus familiares.
El arte colombiano se viste de luto tras la partida de Gustavo Angarita, uno de los actores más respetados, versátiles y queridos de la televisión, el cine y el teatro nacional. A los 83 años, falleció en su hogar en Bogotá, dejando tras de sí un legado invaluable para la cultura del país.
Su hijo, Gustavo Angarita Jr., lo recordó en entrevista con Néstor Morales, en Mañanas Blu, con palabras que retratan la grandeza humana y profesional de su padre: “Actuó hasta la semana pasada, sus últimos días fueron muy bonitos”.
Gustavo Angarita
Foto: Captura pantalla video - MinCultura
Angarita, quien enfrentó con entereza un cáncer que se agravó en los últimos meses, fue hospitalizado desde abril en la Clínica Universitaria Colombia, bajo cuidados paliativos. Sin embargo, nunca dejó de sonreír ni de hablar de su pasión por el arte, según relataron sus familiares.
Un legado que marcó generaciones
Gustavo Angarita es sinónimo de historia viva del cine colombiano. Participó en producciones emblemáticas como Tiempo de morir (1985), basada en un guion de Gabriel García Márquez y dirigida por Jorge Alí Triana, una película considerada por críticos y cineastas como una de las obras más logradas del país. “Esa película para mí es una cosa increíble”, recordó uno de los participantes del diálogo en Mañanas Blu.
Angarita Jr. evocó que su padre no distinguía entre proyectos grandes o pequeños: “Le metía el mismo esfuerzo a cualquier trabajo, ya fuera un cortometraje universitario o una película internacional como ‘Los 33’. No diferenciaba, y eso era muy chévere. Hacía lo que amaba con la misma pasión”, expresó con emoción.
Película Los 33.
Foto: Mina de sal de Nemocón.
Esa humildad profesional definió al actor tanto como su talento. Su entrega lo llevó a actuar junto a figuras como Antonio Banderas en Los 33, cinta que retrató la tragedia de los mineros chilenos. En ella, interpretó a Mario Gómez, el mayor de los trabajadores atrapados, una actuación recordada por su humanidad y sobriedad.
Teatro, televisión y una ética de trabajo ejemplar
El teatro colombiano también le debe mucho a Angarita. Fue parte de montajes memorables y trabajó con directores y actores que hoy son referentes en la escena nacional. “Se iba a filmar con cualquier persona, o a hacer una obra de teatro con cualquier director, con gente que amara lo que hiciera, y lo hizo muy bien”, recordó su hijo, destacando esa filosofía de vida artística basada en la colaboración y el respeto por el oficio.
Teatro
Foto: referencia, Lexica.art
Su paso por la televisión dejó huellas profundas. En series como La casa de las dos palmas, Angarita consolidó su lugar en el corazón del público. “Esa le dejó muchos buenos recuerdos. Viajó mucho y estrechó una gran relación con Carolina Trujillo en ese momento”, comentó Angarita Jr., recordando las vivencias de su padre durante esa etapa.
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Más allá de los premios o reconocimientos, lo que definía a Gustavo Angarita era su entrega al trabajo. Nunca buscó protagonismos ni se vanaglorió de sus logros. “No tenía en un rincón un afiche de ninguna de las películas ni de las novelas. Era una persona sencilla, que vivía el arte sin vanidad”, relató su hijo.
Un adiós lleno de gratitud
La última semana de su vida, según narró su hijo, estuvo llena de momentos de afecto y serenidad. “Actuó hasta la semana pasada, sus últimos días fueron muy bonitos”, insistió Angarita Jr., visiblemente conmovido. Esa afirmación resume la esencia del artista que nunca se retiró, porque su vocación era, en sí misma, su forma de vivir.
Con su partida, el país despide a un hombre que dio rostro y alma a personajes entrañables, que exploró con honestidad las profundidades humanas y que inspiró a varias generaciones de actores.
Hoy, el legado de Gustavo Angarita se mantiene vivo en cada escenario, en cada estudiante de teatro que aprende de su ejemplo y en cada espectador que aún lo recuerda en pantalla. Como dijo una vez su propio hijo, citando una de las lecciones más valiosas que le dejó: “Hacer arte no es buscar fama, es buscar verdad”.