Duro golpe para Toyota, Nissan y Honda: destapan difícil realidad que viven gigantes japoneses
Desde el pasado abril, los productos automotrices japoneses han estado sujetos a aranceles por parte de EEUU.
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Los tres gigantes fabricantes japoneses de automóviles enfrentan un escenario complejo tras la imposición de aranceles por parte del Gobierno de Estados Unidos, en cabeza de Donald Trump, desde abril.
Toyota, Honda y Nissan, tres de los mayores representantes del sector automotor nipón, ya están registrando impactos financieros, mientras el Gobierno de Japón intenta obtener garantías sobre las condiciones del nuevo acuerdo comercial con Washington.
Desde el pasado abril, los productos automotrices japoneses han estado sujetos a un arancel del 25 %, medida que ahora será ajustada a un 15 % con la entrada en vigor del nuevo pacto comercial bilateral anunciado por el presidente estadounidense Donald Trump el 23 de julio.
Si bien el acuerdo reduce la carga arancelaria, representa un incremento considerable frente a los niveles previos al regreso del mandatario republicano, cuando las tarifas eran notablemente más bajas.
El Gobierno japonés ha mostrado preocupación frente a la posibilidad de nuevos cambios unilaterales por parte de Trump. Por esta razón, esta semana envió a Washington a su principal negociador en temas arancelarios, Ryosei Akazawa, con el objetivo de lograr una garantía escrita que confirme la permanencia del arancel del 15 %.
El impacto económico ya se refleja en los resultados financieros de los principales fabricantes. Honda Motor, por ejemplo, reportó una disminución del 50.2 % en su beneficio neto entre abril y junio, atribuido en gran parte al efecto de los aranceles en su principal mercado: Estados Unidos.
La compañía anticipa que sus ganancias para el actual año fiscal, que finalizará en marzo de 2026, podrían caer hasta un 49.8 %.
Toyota, el mayor fabricante mundial por volumen de ventas, presentará sus resultados financieros trimestrales este jueves. Los analistas proyectan una caída cercana al 30 % en su beneficio operativo para ese periodo.
Nissan Motor, por su parte, acumuló pérdidas netas por 115.800 millones de yenes (alrededor de 677 millones de euros) en el mismo trimestre. La compañía ya había cerrado el año fiscal anterior en números rojos y, ante la persistente incertidumbre, no ha publicado estimaciones para el presente ejercicio.
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En respuesta a esta situación, Nissan implementó un plan de reestructuración que incluye el despido de unos 20.000 empleados a nivel global —aproximadamente el 15 % de su fuerza laboral— y el cierre de 7 de sus 17 plantas de producción en el mundo.
Frente al nuevo panorama, los fabricantes japoneses están explorando diversas estrategias. Algunas compañías han optado por ajustar precios y revisar inversiones programadas. Otros consideran alternativas como importar a Japón vehículos fabricados en Estados Unidos para equilibrar el efecto arancelario.
Toyota, por ejemplo, anunció en abril una inversión adicional en una de sus plantas en territorio estadounidense, enfocada en fortalecer la producción de modelos híbridos.
También evalúa la posibilidad de comercializar automóviles fabricados en EE. UU. dentro del mercado japonés o incluso distribuir marcas estadounidenses en Japón.
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Honda, por su parte, informó en mayo un recorte en sus planes de investigación y desarrollo de vehículos eléctricos, ante la baja demanda de este segmento. La firma decidió priorizar su línea de autos híbridos y aplazó el desarrollo de una planta de baterías en Canadá.
Aunque el nuevo acuerdo comercial reduce parcialmente la carga arancelaria, el temor a decisiones unilaterales de la administración Trump mantiene en vilo a la industria automotriz japonesa.