“Su muerte ocurre después de que el presidente Barack Obama sorprendiera al mundo al ordenar el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba y la apertura de la embajada en La Habana por primera vez desde el final del gobierno del Presidente Dwight D. Eisenhower en 1961”, recuerda The New York Times.
El diario considera que, con Fidel muerto, surge una pregunta: ¿el peso de su legado detendrá a Raúl Castro, evitando que desmantele el sistema que su hermano había construido? Roberto Veiga, director de Cuba Posible, opina en este artículo que el deceso de Fidel tendrá un impacto emocional pero no político sobre los cubanos. “No tendrá ningún impacto sobre la forma en que el país es gobernado”.
Por su parte, The Washington Post titula hoy: “Cuba enfrenta renovadas tensiones con EE.UU., pero sin Fidel Castro, su mariscal de campo”. Explica que los planes de Raúl para asegurar el legado de su hermano entra en colisión con la nueva administración de Donald Trump, cuyos principales funcionarios han dicho que se ordenarán cambios “significativos” para las órdenes ejecutivas de Barack Obama sobre el restablecimiento de relaciones.
En la misma línea, The Wall Street Journal considera que la muerte de Fidel pone una “presión inesperada sobre el presidente electo Donald Trump para cumplir sus promesas de revertir las políticas implementadas por Obama".
Hasta ahora, Trump ha dicho que la negociación con Cuba estuvo mal hecha, y que amenos de que el gobierno de Raúl Castro acepte una serie de cambios hasta ahora no especificados, las órdenes ejecutivas de Obama serán derogadas.