¿Va por Maduro? ¿Por qué Estados Unidos se acerca con barcos de guerra a Venezuela?
Un despliegue militar sin precedentes en el Caribe eleva la tensión con Venezuela
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El presidente venezolano Nicolás Maduro anunció este lunes el despliegue de 4,5 millones de milicianos para responder a lo que calificó como “amenazas” de Estados Unidos, que en los últimos días elevó a 50 millones de dólares la recompensa por información que conduzca a su captura. El movimiento coincide con la llegada al Caribe de destructores, submarinos, aviones espía y más de 4.000 marines estadounidenses, en el marco de una operación contra el narcotráfico.
Las declaraciones de Maduro, transmitidas por la televisión estatal, marcaron un punto álgido en la escalada de tensiones con Washington. “Voy a activar un plan especial para garantizar la cobertura con más de 4.500.000 milicianos de todo el territorio nacional, milicias preparadas, activadas y armadas”, dijo, en alusión al papel que jugarán estos cuerpos en la defensa de la soberanía.
El despliegue estadounidense incluye tres destructores clase Arleigh Burke —el USS Gravely, el USS Jason Dunham y el USS Samson—, capaces de realizar operaciones antiaéreas, antisubmarinas y de ataque terrestre. Además, forman parte del operativo un submarino de ataque, helicópteros, vehículos blindados y un buque anfibio con cientos de infantes de marina.
Desde Washington, el Pentágono ha insistido en que la operación busca frenar el narcotráfico en aguas internacionales. Sin embargo, analistas consultados en Mañanas Blu coincidieron en que la magnitud del despliegue envía un mensaje directo a Caracas.
“Este despliegue prácticamente militariza aguas internacionales y le permite a Estados Unidos contar con capacidades defensivas y ofensivas en la región”, explicó el corresponsal Juan Camilo Merlano.
Otros expertos señalaron que, más que un inminente operativo, se trata de una estrategia de presión. “Aquí lo que se habla es de una campaña de guerra psicológica contra el régimen de Nicolás Maduro. Que se logre algún tipo de intervención concreta es otra historia”, afirmó un analista internacional.
En ese mismo sentido, otro de los panelistas advirtió: “Obviamente no habría ninguna posibilidad de enfrentar las armas de Estados Unidos con estos milicianos, que ni están preparados ni están dotados para una confrontación formal”.
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Maduro, por su parte, defendió la capacidad de las milicias, creadas por Hugo Chávez en 2008, y pidió extenderlas a los sectores campesinos y obreros. “¡Fusiles y misiles para la fuerza campesina! Para defender el territorio, la soberanía y la paz de Venezuela”, dijo durante su alocución.
No obstante, desde Caracas, periodistas destacaron la evidente desventaja de esas tropas. “En las imágenes se ven personas no tan preparadas como un militar, pero sí con un fusil en la mano. Es complicado saber si realmente podrán enfrentar a un ejército como el estadounidense”, apuntó un reportero en el programa.
Incluso algunos analistas no dudaron en calificarlo de simbólico. “Se ven muchos milicianos entrenando con palos de escoba en chancletas. Eso, frente a armas de última generación, marca la asimetría de cualquier eventual confrontación”, añadió otro de los comentaristas.
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Las preguntas sobre la verdadera intención de Washington dominaron la discusión. “Aquí no hay sino preguntas de hasta dónde quiere llegar el gobierno de Estados Unidos. ¿Se prepara una invasión? ¿O una acción como la que se hizo en Panamá contra Noriega?”, planteó un experto en política internacional.
Otros recordaron que el aumento de la recompensa contra Maduro lo ubica en una posición similar a la de grandes objetivos de la justicia estadounidense. “Es la recompensa más alta en la historia de Estados Unidos. Ni siquiera Bin Laden tuvo tanto”, se comentó en la mesa.
En paralelo, voces del Congreso norteamericano han alimentado la percepción de que los días de Maduro podrían estar contados. El senador republicano Bernie Moreno, de origen colombiano, afirmó recientemente que “Maduro no llegaría a diciembre”, en referencia a la presión que se acumula sobre el régimen chavista.
El movimiento de fuerzas estadounidenses hacia el Caribe coincide con un momento de máxima tensión global tras las cumbres sobre Ucrania y con el telón de fondo de sanciones económicas contra Caracas.
Por ahora, los expertos coinciden en que el escenario inmediato es más de disuasión que de intervención. Sin embargo, la dimensión del despliegue militar y el endurecimiento del discurso de Maduro plantean una pregunta que sigue sin respuesta: ¿hasta dónde está dispuesto a llegar Estados Unidos en su pulso con el régimen venezolano?