Así funciona red de estafas desde cárceles de Colombia: periodista Camila Zuluaga enfrentó a ladrón
Ante la pregunta de la periodista Camila Zuluaga sobre si ella podría ingresar al grupo para hacer parte de la estructura, el estafador respondió que “una voz femenina ayuda a crear un vínculo de confianza con la víctima”.
Así funciona red de estafas desde cárceles de Colombia: periodista Camila Zuluaga enfrentó a ladrón
La periodista Camila Zuluaga expuso en Mañanas Blu, a las 10:30 a. m., una modalidad de estafa que inicia con una llamada telefónica en la que el delincuente se hace pasar por un supuesto funcionario de Meta, con el fin de solicitar datos personales o un código de verificación que llega al dispositivo de la víctima.
Una vez el estafador obtiene dicho código, logra acceder a la cuenta de WhatsApp y comienza a contactar a los conocidos de la persona afectada para pedirles dinero prestado. Generalmente, solicita consignaciones a cuentas de Nequi bajo el argumento de que su línea personal se encuentra bloqueada.
La conversación entre la periodista y el delincuente avanzó hasta el punto en que este último confesó la naturaleza del engaño, luego de percatarse de que no lograría obtener el código de WhatsApp. “Yo tengo un buen poder de convencimiento, pero la gente que lee y anda despierta como tú, obviamente no. Pero sí caen”, afirmó, al referirse a los guiones que utilizan para responder cualquier pregunta de las víctimas.
Camila Zuluaga
Foto: Blu Radio
Además, reveló que no actúa de manera individual, sino que hace parte de una red conformada por miles de personas. “Nosotros somos miles y ustedes son millones. Imagínate tú, todas las personas del mundo: Chile, España, Panamá, México, Ecuador. Si se dejan estafar los colombianos, ahora imagínate tú los otros”, aseguró.
El diálogo tomó un giro inesperado cuando el estafador confesó su ubicación actual. “Corazón, estoy en la universidad”, dijo, usando este término para referirse a la cárcel. Ante la incredulidad de la periodista, respondió en tono burlón: “Ay, bobita, la cárcel”, y explicó que desde allí operan estructuras similares a centros de llamadas.
El delincuente también intentó justificar sus acciones señalando que necesita dinero para sobrevivir dentro del penal. Según su testimonio, un almuerzo puede costar hasta “250 mil pesos”, lo que lo impulsa a realizar estafas con las que, afirmó, puede obtener hasta “20 millones de pesos” en cuestión de minutos.
Finalmente, ante la pregunta de la periodista sobre si ella podría ingresar al grupo para hacer parte de la estructura, el estafador respondió que “una voz femenina ayuda a crear un vínculo de confianza con la víctima”, y llegó incluso a ofrecerle el envío de un “audio tutorial” para que aprendiera la dinámica del supuesto “negocio”.