En Colombia, el 25 % de la población enfrentan inseguridad alimentaria moderada o severa, marcando una mejora respecto al 30 % registrado en 2022. Dentro de este grupo, 1.6 millones se encuentran en una situación severa, caracterizada por brechas extremas en el consumo de alimentos y alta vulnerabilidad económica, que a menudo conduce a estrategias de supervivencia extremas.
Esta disminución en la inseguridad alimentaria puede atribuirse a factores como una reducción significativa en las tasas de inflación general (9.28 %) y de alimentos (5 %) al cierre del año 2023, así como una caída en la tasa de desempleo que regresó a un solo dígito (9 % en noviembre de 2023), niveles similares a los observados antes de la pandemia. Además, la pobreza monetaria también mostró una reducción, bajando del 39.7 % en 2021 al 36.6 % en 2022.
Aunque la mayoría de los departamentos han visto una ligera mejora en los niveles de inseguridad alimentaria comparado con 2022, persisten altos niveles en regiones como La Guajira (59 %), Sucre (49 %), Caquetá (47 %), Arauca y Córdoba (46 %), Putumayo (45 %) y los Antiguos Territorios Nacionales (43 %).
Según el análisis, las áreas rurales muestran una mayor vulnerabilidad con el 31 % de hogares en inseguridad alimentaria en comparación con el 24 % en zonas urbanas. Sin embargo, debido a la alta concentración de población en las ciudades, el número absoluto de personas afectadas sigue siendo más alto en entornos urbanos. Por ejemplo, en Bogotá, 1.1 millones de personas (13 % de la población), en Cali 447.00 personas, en Cartagena 326.000 personas y en Medellín 357.000 personas enfrentan desafíos significativos en el acceso a alimentos adecuados.
Este panorama refleja una mejora general en la seguridad alimentaria en Colombia, pero también subraya la necesidad continua de políticas y programas enfocados en reducir las disparidades y fortalecer la resiliencia frente a futuros desafíos económicos y sociales.