Después de un par de horas de interrogatorio, el exdirector del CTI Julián Quintana aseguró que en la diligencia tuvo que explicar la razón por la que firmó una directiva en el 2016 en la cual cambiaba el sistema de recepción de intercepciones que tenía la Sala Esperanza de la Fiscalía.
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Según él, en ese momento firmó la directriz para que se dejara de utilizar el sistema Optomus y se empezará a utilizar el Target 360 porque, desde hacía varios años, estaba fallando y era necesario renovar el software de la sala con el cual se reciben las conversaciones interceptadas por el sistema Esperanza. Sin embargo, explicó que en el 2013 la Fiscalía firmó un contrato que obligaba pasar al nuevo sistema.
“La directiva lo que hacía era migrar de un sistema viejo que tenía la Fiscalía a un Target 360 para corregir esas fallas que se habían dado hace mucho tiempo. Los técnicos que soportan el sistema decían que desde el primer momento que lo compraron (software antiguo) presentaba fallas”, dijo Quintana.
El exdirector del CTI aseguró que entregó más de 100 documentos en donde mostraba que varios funcionarios se quejaban del sistema antiguo y que soportarían la decisión de cambiarlo. “Fueron más de 122 documentos que aporté a la Fiscalía que se acreditan esas fallas”, puntualizó.
Finalmente, sobre los audios que, según la Corte Suprema, llegaron incompletos, dijo: “nunca jamás favorecí a Álvaro Uribe Vélez o a ninguna otra persona. No se ha entendido que el sistema de interceptación dependía del director nacional de Fiscalías y, además, el director del CTI nunca se enteraba de lo que pasaba al interior de las salas porque es una relación de fiscal o magistrado-analista y el analista depende del funcionario que da la orden de interceptar. Jamás se ha visto un caso en el que un director sepa lo que está pasando en las salas”, concluyó.