Un terrible caso ocurrió en Villavicencio el pasado 28 de noviembre de 2020. Adán Martínez, un joven con una discapacidad motora, fue secuestrado por su hermano durante 76 días en condiciones inhumanas.
En una entrevista con Conducta Delictiva, el joven dio detalles de lo que vivió durante ese tiempo, en el que estuvo oculto en un hueco estrecho, sin luz, cubierto por tierra, lonas y escombros, y en donde debía hacer sus necesidades en un balde.
"Todo el tiempo estuve sentado con las piernas recogidas", contó. Según dijo, el espacio era tan reducido y el encierro tan prolongado, que al recuperar la libertad su pierna izquierda ya no le respondía.
Adán creció en una familia numerosa y cuando era solo un niño tuvo un accidente que le causó daño en la médula espinal, por eso se trasladó a vivir con su padre y una hermana para no quedarse solo. Fue entonces cuando empezó a estrechar lazos con Sebastián, un medio hermano con quien apenas se estaba conociendo.
Aquella noche, su hermana salió a una fiesta. Adán se quedó solo en casa y terminó cayendo en un sueño profundo tras consumir un líquido que le obligaron a beber luego de que hombres armados irrumpieran en su hogar. Cuando despertó, ya estaba en cautiverio.
“El lugar donde me tenían no era una habitación, era un hueco, sin espacio para moverme. Me tapaban con lonas y piedras, y me daban agua de lavadero”, relató.
Con el paso de los días, empezó a escuchar conversaciones. Así supo que la casa pertenecía a una mujer con tres hijos, uno de ellos casi de su edad.
Con el tiempo, descubrió que los secuestradores pedían 200 millones de pesos por su liberación y que el plan original era secuestrar a su hermana. Al no encontrarla, lo tomaron a él.
También fue testigo de una fuerte discusión entre los captores por un dinero que había desaparecido. En medio de los gritos, escuchó un nombre que lo dejó impactado, el de su hermano.
Aunque intentó escapar a los 15 días, falló. Fue descubierto, castigado y el hueco reforzado con más peso. Pero la oportunidad llegó el 12 de febrero de 2021, cuando la mujer encargada salió y él quedó solo.
Aprovechó el descuido y se arrastró hasta la calle, donde logró llamar la atención de un hombre que finalmente lo ayudó. Durante su encierro, Adán memorizó nombres, apodos, incluso el número de cédula de uno de sus captores.
Actualmente la Fiscalía investiga el caso y asegura tener pruebas de que su hermano hizo parte del secuestro. "Uno nunca espera que la traición venga de la sangre", dijo Adán.