Crónica: Madres de víctimas del Estado y de Farc aún esperan un acto de perdón
Aunque los verdugos que asesinaron a sus hijos son de bandos distintos y enemigos, sus rutinas, sufrimientos, rabias y humillaciones son casi similares.
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BLU Radio habló con madres de personas que fueron asesinadas en diferentes circunstancias por agentes del Estado y miembros de las Farc.
El engaño y la muerte:
“Que le arranquen a su hijo de esa manera es un dolor muy berraco. Usted no sabe qué siente una madre cuando le matan a su hijo de esa manera”, dice Cecilia Arenas, quien vio morir a su madre esperando justicia por el asesinato de su hermano en el escandaloso episodio de los falsos positivos.
Doña Cecilia Garzón de Arenas tenía 79 años de edad cuando su hijo Alexander Arenas Garzón, de 33, fue asesinado en Floridablanca, Santander, por integrantes de la Brigada V del Ejército Nacional.
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La familia Arenas dice que el caso de Alexander fue uno de los primeros crímenes de los falsos positivos en Colombia, declarado por un Juez Especializado de Cundinamarca como crimen de lesa humanidad.
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“Ellos (integrantes del Ejército) dijeron que había sido un bobito, que fue fácil de engañar. Le prometieron un trabajo y estando en Floridablanca lo asesinaron”, explica con rabia y dolor.
Muchos años de dolor con un triste final:
“Mi hijo duró 13 años, 1 mes y 12 días secuestrado por el Frente 15 de las Farc, liderado en ese entonces por alias ‘Joaquín Gómez’, y en una operación de rescate fue asesinado junto al teniente coronel Édgar Yesid Duarte, el sargento José Libio Martínez y el intendente jefe Álvaro Moreno”, cuenta Magdalena Rivas de Hernández.
Su hijo, Elkin Hernández Rivas, fue plagiado en un retén de la guerrilla el 14 de octubre de 1998, en la vía que de Paujil conduce a Florencia, Caquetá.
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Durante cada uno de los años de cautiverio de su hijo doña Magdalena y su esposo Silvio concentraron esfuerzos en obtener su libertad. Estuvieron en San José del Guaviare, Cartagena del Chairá y el Caguán. Desde las alambradas les rogaba a los guerrilleros que les dieran pruebas de supervivencia. “Lo que hacían esos infelices era burlarse de mí”, cuenta la dolorida madre.
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Dice que todos los martes se desplaza a la Plaza de Bolívar en Bogotá para exigir un acuerdo humanitario a tres gobiernos que nada hicieron por los héroes de Colombia: “Ni Pastrana, ni Uribe ni Santos hicieron nada. Los dejaron abandonados”.
El Día de la madre qué buen recuerdo:
Cecilia y Magdalena recibieron de sus hijos, cuando estaban vivos, rosas y suculentos almuerzos, y así recuerdan los buenos momentos previos a la tragedia.
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Para doña Cecilia, antes que su hijo cayera en manos de los militares, el Día de la madre que Alexander le ofrecía era de toda la atención posible.
Cuenta su hermana que el joven era el primero en levantarse, llevarle un tinto con dos rosas rojas a la cama a su madre, luego le compraba un tamal y chocolate, después la invitaba almorzar y para finalizar compraba media botella de aguardiente y se la tomaban juntos en la habitación.
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“Mi madre miraba las dos rosas rojas, era lo que más le gustaba de las atenciones de mi hermano. Ella decía que las flores se daban en vida y no en la muerte porque en el cementerio ya ni se podrían tocar. Era la mayor alegría para ella, mi hermanito era el hijo más apegado a mi mami”, cuenta Cecilia hija.
En la otra historia, doña Magdalena Rivas dice que aún guarda un perfume pequeño que su hijo le regaló para un día de las madres antes de que las Farc lo secuestraran y asesinaran.
La señora Rivas explica que el último día de la madre Elkin se lo celebró desde Paujil: “Él me llamaba y se ponía de acuerdo con las hermanas para que me hicieran un almuerzo y que no me faltaran mis flores o una rosita. Eso es lindo”.
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El Día de la madre qué triste recuerdo:
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Luego de las tragedias provocadas por Ejército y Farc, los días de la madre para Cecilia y Magdalena se convirtieron en tiempos de nostalgia y depresión.
Cuenta Cecilia hija que su mamá se fue apagando con el pasar de los días. Confiesa que en la fecha de la madre intentaron con sus hermanas hacer el ritual de Alexander de llevarle tinto y rosas, pero ella ya no le encontraba ningún sentido.
“Esos días de la madre se fueron acabando y a los cuatro años del asesinato de mi hermano, esperando justicia, murió a los 81 años. Eso es duro”, explica con melancolía.
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Por su parte, doña Magdalena relata que en fechas como el Día de la madre, mira el retrato gigante de Elkin que tiene en la sala, y como un cuento del escritor colombiano Jorge Franco, se pone a dialogar con su hijo.
Dice que a veces le hace caras cuando está feliz o triste con ella, lo consuela diciéndole que Dios se lo llevó para que no siguiera sufriendo.
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“Tantos años que estuvo secuestrado luchando. Mi hijo lo advirtió, que no quería llegar en bolsas negras, y tristemente así llegó”, grita mientras su voz se quiebra.
La señora Magdalena aún conserva fotos, mensajes y pruebas de supervivencia de su hijo cuando estaba en la selva y confiesa que no le gusta leerlas porque le produce mucha tristeza.
¿Y qué pasó con el perdón?:
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Los Arenas y los Hernández aún esperan el acto de perdón del Estado y de las Farc por todo el dolor causado que provocaron con la muerte de sus hijos no sólo a ellas como madres sino también a sus familias.
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Para la familia Arenas su lucha no termina en una condena, su objetivo es que el expresidente Álvaro Uribe Vélez y el presidente Juan Manuel Santos hagan públicamente un acto de perdón porque su ser querido no era guerrillero, tal como lo confirmó un juez especializado de Cundinamarca.
“Nosotros vamos a seguir luchando. Yo sé que va ser demorado, pero algún día ellos (Santos y Uribe) nos van a pedir perdón”, dice con desahogo.
Por su parte, la familia Hernández dice que la Policía se olvidó de ellos como si el mayor Elkin Hernández Rivas nunca hubiera hecho parte de esa institución, y que a su vez el Estado no los tuvo en cuenta en los diálogos de La Habana.
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“Solo tuvieron en cuenta a los que están vivos y de los familiares de los muertos nadie se ha acordado”, denuncia doña Magdalena.
Dice que para perdonar se necesita que las Farc también les pidan perdón. “Porque cómo los familiares de los diputados estuvieron en Cuba y les pidieron perdón y pudieron perdonar, entonces por qué a nosotros no nos han llamado”.
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Consuelo mutuo:
Doña Cecilia en este día de las madres le envía un mensaje a la señora Magdalena para que: “como mamá no pierda el ánimo y nunca se calle. Eso es lo que quieren ellos (Farc), entonces ánimo”.
A su vez la madre del mayor Elkin Hernández los exhorta a tener paciencia y tranquilidad. No olviden que ellos nos están viendo y que son unos angelitos que nos cuidan”.
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Ambas familias coinciden que se cumpla y se tenga en cuenta que las víctimas han sido el centro de los acuerdos, pero que mientras no estén allí todo fue una mentira.