El Ministerio de Hacienda dio viabilidad presupuestal al programaJóvenes en Paz , una iniciativa del Gobierno de Gustavo Petro, que busca brindar un subsidio mensual de un millón de pesos a 100.000 jóvenes en situación de vulnerabilidad o riesgo de caer en la delincuencia.
El presidente Gustavo Petro, inicialmente, presentó el programa como una forma de "pagarles a jóvenes por no matar", lo que generó un debate inicial sobre la efectividad y la ética de incentivar a los jóvenes a través de subsidios. Algunos críticos han cuestionado el enfoque, argumentando que el título en sí mismo es inapropiado y sugiere una relación directa entre el subsidio y la violencia.
En el espacio de discusión de Mañanas Blu, se expresaron diversas opiniones sobre el programa. Algunos panelistas han defendido la idea de invertir en la juventud como una estrategia para prevenir la delincuencia.
“Pero son poquitos si tenemos en cuenta el número de jóvenes que están en situación de vulnerabilidad y en riesgo de ser víctimas o victimarios de violencia en Colombia. Ese es tal vez el problema social más grande que tiene Colombia: un montón de jóvenes que están a lo largo y ancho de este país que ni estudian ni trabajan, tienen problemas de adaptación social, tienen problemas de consumo problemático de drogas o alcohol, son maltratados en su casa, en fin, una cantidad enorme de problemas sociales y no atacar ese problema es lo que ha hecho que en Colombia”, opinó Héctor Riveros tras criticar que se quiera caricaturizar la iniciativa.
A la pregunta de si un millón de pesos mensuales soluciona la problemática, Riveros añadió que el objetivo es insertarlos en la sociedad: “Es un incentivo importante, pero yo francamente a mí me ha dado mucha tristeza toda la discusión alrededor de este proyecto. Porque me parece primero que los colombianos parecemos condenados, porque si metemos semejante discusión por un programa de prevención de violencia juvenil, que en cualquier parte no merecería sino aplausos, pues realmente estamos condenados".
El debate también giró en torno a la viabilidad presupuestaria del programa dado que se destinarán 1.2 billones de pesos anuales para el subsidio de los jóvenes. Algunos críticos han planteado preocupaciones sobre la sostenibilidad financiera a largo plazo y si el subsidio realmente abordará las raíces de la delincuencia juvenil.
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“La pregunta de fondo es qué pasa al cabo de un año Cuando se agoten los recursos, ¿entonces vuelve la violencia. Porque es que son 1.2 billones de pesos por un año, por una vez”, se preguntó Paola Ochoa.
Por su parte, Álvaro Forero manifestó que el problema de la delincuencia en Colombia es que las organizaciones criminales “no tienen competencia” a la hora de reclutar jóvenes, algo que sí podría lograr este programa.
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“Gran parte de los temas de violencia, de narcotráfico, se concentran en esas edades, y se concentran en unas zonas del país. Y es simplemente que muchos de esos muchachos no tienen competencia, no les compite a las organizaciones criminales nadie. Entonces, esto es un tema de inversión. ¿Por qué se utiliza este mecanismo? Pues porque es que los anteriores no han funcionado. Si lo anterior hubiera servido, uno aceptaría que se encontraran los problemas de este mecanismo. obviamente ningún mecanismo, casi que ninguna política pública es perfecta y como las drogas casi todas tienen daño colateral no hay la menor duda de que la situación socioeconómica de unos ciudadanos en una zona del país es lo que más contribuye a que sean sujetos de la violencia”, puntualizó.
La polémica también ha abierto una discusión más amplia sobre cómo abordar el problema de la delincuencia juvenil en Colombia. Algunos han señalado que la inversión en educación, empleo y servicios sociales es esencial para atacar las raíces de este problema. Otros han resaltado que el enfoque de prevención y contención debe ser complementado con políticas a largo plazo que aborden la pobreza, la desigualdad y la falta de oportunidades.
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“Son dos enfoques que compiten porque es que hay otro programa ya de jóvenes, el de Jóvenes en Acción, que es un programa pues que está sujeto seguramente a muchas mejoras y a muchas más precisiones y por supuesto a muchos desarrollos. Pero fíjense que tienen dos concepciones distintas. El programa de Jóvenes en Acción es un programa que estimula, que incentiva, que trata de ser proactivo frente a la vida de jóvenes, que en eso coincido con Héctor: es un problema gravísimo que tiene Colombia con los famosos ninis y su proclividad eventual, porque no todos acaren la violencia. Este es un programa que no es el incentivo, sino es el e contención digamos es el incentivo por contención y no por estímulo, pero hay algo más más más curioso este programa que aprobó el Ministerio de Hacienda: $1.200.000 vale de tres a cuatro veces más que el de Jóvenes En Acción. Entonces, tenemos un programa para estimular incentivar. Tenemos un programa para incentivar y estimular que vale la cuarta o la tercera parte del programa que es de contención”, puntualizó Aurelio Suárez.
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