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Agradecimiento, esperanza y disciplina, actitudes fundamentales para Año Nuevo: Alberto Linero

No se puede iniciar ninguna empresa o proyecto y, en este caso un nuevo año, sin la confianza en que todo va a estar mejor, que podemos esperar del futuro la realización de nuestros sueños.

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Alberto Linero
Foto: Blu Radio

Finaliza un año. Eso en principio no debiera representar nada distinto a que cambia un número en el ciclo de 12 meses que llamamos año, pero por nuestra necesidad humana de generar períodos para saber concluir ciclos y abrir nuevas experiencias, el final del año termina revistiéndose de un profundo significado para la vida cotidiana.

Creo que vale la pena tener tres actitudes muy concretas para vivir esta experiencia:

  1. Agradecimiento, nada queda atrás si uno no lo cubre de una acción de gracias. Lo que no agradecemos termina volviéndose una carga permanente que hasta nos puede inhabilitar. Cerrar los ojos, recordar lo vivido para encontrar lecciones, beneficios, bendiciones es fundamental para soltar lo que ya pasó. Evaluar sin exagerar la culpa; sabiendo entender que tenemos que aceptar nuestra condición limitada.
  2. Esperanza, no se puede iniciar ninguna empresa o proyecto y, en este caso un nuevo año, sin la confianza en que todo va a estar mejor, que podemos esperar del futuro la realización de nuestros sueños y que todo lo que suceda será para nuestro crecimiento como personas. Esto significa hacer el ejercicio de visualizar el futuro como la concreción de lo que deseamos con intensidad. Exorcizar las tendencias negativas que se ponen de moda y que buscan acurrucarse en nuestros corazones, para determinar las decisiones y acciones que hagamos.
  3. Disciplina, nada caerá del cielo. Todo lo tendremos que realizar con nuestras fuerzas y capacidades. Esto implica prepararse interiormente para lograrlo. No podemos poner nuestro futuro en talismanes, sino en lo que somos capaces de hacer. Eso implica trabajo y compromiso diario. Por eso los propósitos que nos hagamos tienen que ir acompañados de un plan concreto de acción, si no serán humo y nada más.

En mi caso estas tres actitudes las vivo desde mi experiencia espiritual, creyendo que no estoy solo en la construcción de mi proyecto, sino que cuento con la bendición de Dios y eso me hace creer que podré seguir adelante.

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