El arrepentimiento requiere de autoconciencia, honestidad y valentía

Ayer me fui preocupado del programa porque vi muchas críticas hacia aquellos que ha tenido arrepentimiento de una decisión tomada. Como si el error en una elección o en cualquier acción no fuera posible entre nosotros, los humanos.

Nadie decide equivocarse, pero cuando toma conciencia de que ha incurrido en un error por cualquier razón, tiene derecho a arrepentirse, es decir, a reconocer sus errores, sentir pesar por ellos y tomar la decisión de cambiar su comportamiento para evitar repetirlos en el futuro.

No se trata de quedarse atrapado en el sentimiento de culpa o tristeza que produce el comprobar el fallo, sino que es necesario generar un proceso de aprendizaje que permita el crecimiento personal. Ya que no es serio ni sensato seguir cometiendo los mismos errores para luego arrepentirse de las mismas acciones. Al reconocer las fallas, se identifican las áreas en las que se necesita mejorar y se toman medidas para enmendar las equivocaciones.

A nivel individual, el arrepentimiento nos ayuda a desarrollar nuestra conciencia moral y a fortalecer nuestro carácter. Al reconocer nuestras faltas y tomar la decisión de cambiar, nos convertimos en mejores personas y contribuimos a construir una sociedad más justa y compasiva. A nivel social, nos exige asumir las consecuencias que nuestras decisiones o acciones han ocasionado y buscar la forma de resarcir a los afectados. No basta con el reconocimiento del error, sino que hay que movilizarse para tratar de responder a lo ocasionado.

Sin embargo, el arrepentimiento no siempre es fácil. Puede ser un proceso doloroso que requiere autoconciencia, honestidad y valentía. A veces, puede ser difícil enfrentar las consecuencias de nuestras acciones y pedir perdón a quienes hemos lastimado. Lo importante es ser capaz de analizar objetivamente la situación, cotejar la experiencia pasada y proyectar en el futuro las consecuencias de la decisión para no volver a fallar. Porque ciertamente hay errores que se pueden evitar si se hace bien el proceso de toma de decisiones. Eso sí, que quede claro, siempre hay derecho a arrepentirse.