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La edad no debe ser una razón para dejar el llamado “hotel mama”

Sin embargo, el estar en la casa materna no debe convertirse en una experiencia de holgazanería.

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Alberto Linero
Foto: cortesía

Me fui muy temprano de la casa materna. A los 17 años ingresé al Seminario Regional Juan 23 y nunca más volví a vivir en ese espacio en el que era tan consentido y atendido por mi madre.

Hay experiencias del llamado “hotel mama” que no olvido y que ningún otro lugar ha podido superar. Por ejemplo, les aseguro que algunas comidas nadie las hace mejor que mi mamá. No me hubiera querido ir tan temprano de allí, pero uno de alguna manera es empujado por las circunstancias. Por eso, no veo tan mal uno de los datos que la encuesta nacional de calidad de vida del 2019-2020 del DANE arrojó. Según: “los jóvenes adultos de 25 a 34 retornan a sus hogares por cuenta de la pandemia, el 30 % de los jóvenes en Bogotá viven con sus padres”.

Pues claro que la razón molesta, porque es una consecuencia de todas las dificultades económicas ocasionadas por la pandemia, pero creo que no está mal que puedan compartir más tiempo en familia.

Entiendo la crianza como ese proceso de acompañamiento en la consecución progresiva de la autonomía de los hijos, pero estoy convencido de que estos no tienen que salir del hogar tan rápido, ni se puede ver con malos ojos que algunos jóvenes adultos todavía estén en su casa materna.

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Creo que la posibilidad de recibir un fuerte respaldo psicológico y económico de los padres es una oportunidad de fortalecerse y desarrollar las habilidades que les van a servir en sus vidas autónomas. Es evidente que se requiere tener claros cuáles son los deberes y los compromisos de los hijos en el hogar y que no se entienda el estar en la casa materna como una experiencia de holgazanería. Ellos deben ayudar en algunas actividades domésticas y con algún recurso material.

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Caer en la trampa de que se tienen que ir apenas cumplan la mayoría de edad, es negar nuestras dinámicas culturales y la manera cómo nos relacionamos. Lo importante no es a la edad que se van, sino qué tipo de relación, de valores y de hábitos adquieren en la comunidad familiar.

Escuche a Alberto Linero en Mañanas BLU:

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