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"La generalización crea falsos imaginarios": lo que deja sermón de sacerdote sobre los paisas

Quien generaliza no solo distorsiona la realidad, sino que a la vez es injusto con algunas personas en su singularidad. Generalizar en más de una ocasión termina vilipendiando a los otros y haciendo que desde los prejuicios se establezcan las relaciones.

sacerdote.

Creo que lo más importante es aprender de las situaciones. Más allá de criticarlas y mostrar los errores cometidos, se hace necesario tener claras cuales son las lecciones para la vida. Por ejemplo, el caso del presbítero que en su homilia hizo comentarios sobre el ser paisas y que los antioqueños que estaban de peregrinación en la basílica de Chiquinquiráasumieron como una estigmatización, deja en evidencia que tenemos que aprender que no se puede generalizar, que no podemos etiquetar desde los prejuicios o los comportamientos individuales a un grupo social.

Quien generaliza no solo distorsiona la realidad, sino que a la vez es injusto con algunas personas en su singularidad. Generalizar en más de una ocasión termina vilipendiando a los otros y haciendo que desde los prejuicios se establezcan las relaciones. No se trata de negar la realidad en sus fenómenos concretos, sino de entender que desde ellos no se puede definir a todos los seres que forman el grupo social.

La generalización desconoce la complejidad de los grupos sociales y desde un reduccionismo establece falsos imaginarios. Las etiquetas justifican álgidos desprecios y ocasionan muchos conflictos, así como terminan generando relaciones falsas, porque no parten de la verdad de cada ser humano.

Quizá uno de los más grandes errores en los que podemos caer, es pensar que generalizar está mal, pero al tiempo permitir actitudes en la cotidianidad que generalizan, por eso es bueno que cada uno revise la manera en la que está relacionándose con los demás, sobre todo con aquellos que son diferentes, con los que de alguna manera se sienten más lejanos.

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Sé que esa revisión nos llevará a cuidar la manera en la que nos referimos a los demás, entendiendo que hay que tratarlos a ellos como nosotros quisiéramos ser tratados, y seguro nadie quiere ser tratado mal.

No tengo ninguna duda de que la rivalidad no nos llevará a ningún lado y menos en una sociedad como la nuestra tan violenta. En un país tan dividido geográficamente por cordilleras, en el que las regiones emergen como unidades culturales fuertes, las generalizaciones son un obstáculo para construir nación, que es una de las deudas que tenemos los colombianos.

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