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La propina es voluntaria, sí, pero no hay que ser millonarios para ayudar: Alberto Linero

No dejemos que la avaricia guie nuestras acciones, porque corremos el riesgo de construir un lugar de infelicidad para todos.

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Alberto Linero
Foto: Instagram @PLinero

Estábamos reunidos en Plantation, en la Florida. Éramos un grupo de varios compañeros de estudio cenando en un restaurante. Cuando llegó la cuenta, uno de los amigos recogió la parte que nos tocaba a cada uno y dejó el total en la mesa, como correspondía. Cuando este se iba a montar en su carro, se acercó la mesera que nos había atendido y le preguntó qué no le había gustado del servicio, qué había hecho mal, a lo que mi compañero respondió que todo había estado bien; entonces, ella le preguntó por qué no había dejado propina.

Creo que esa fue la primera vez que tuve conciencia del valor simbólico que tiene la propina. Es un tema material, pero también es una forma de agradecer el servicio.

Recordé esta experiencia cuando leí la noticia del señor que en New Hampshire, dio de propina 16 mil dólares. Su cuenta daba 37 dólares, porque había consumido dos perros calientes, papas fritas, una gaseosa, una cerveza y un trago de tequila. En un primer momento, ante la afirmación del cliente de que no gastara todo en un solo lugar, el mesero le preguntó si hablaba en serio, o si era alguna broma, a lo que este contestó que todos se lo merecían por trabajar tan duro.

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Este sitio, Stumble Inn Bar and Grill, había cerrado durante la pandemia, y claro, los empleados habían pasado dificultades. Al final ellos, es decir, las 8 meseras y las 4 personas de la cocina, se repartieron la propina. El gesto fue noticia por lo extraño y por la generosidad que lo impulsa, pero creo que es una bonita fuente de reflexión para nosotros.

Seguro no tenemos todo ese dinero para darlo, pero sí podemos ser generosos con aquellos que nos sirven y recordar que la mejor manera de construir condiciones más óptimas de vida, es desde la solidaridad, la gratitud y la generosidad.

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No somos más que los demás porque tengamos más recursos económicos, ni tenemos derecho a hacerlos sentir mal por el servicio que prestan, al contrario, hay que ser agradecidos, amables y serviciales. La propina es una manera de expresar que valoramos su trabajo.

No dejemos que la avaricia guie nuestras acciones, porque corremos el riesgo de construir un lugar de infelicidad para todos. No hay que esperar ser millonario para ayudar a que aquellos que se están esforzando para tener una vida más feliz.

Escuche la reflexión de Alberto Linero en Mañanas BLU:

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