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¿Qué hacer frente a la realidad de las redes sociales?

Hoy por lo menos 3.800 millones de personas usan redes sociales, esto es el 49% de la población mundial.

Reflexión de Alberto Linero sobre el Salmo 91
Alberto Linero //
Foto: Prensa Alberto Linero

Ahora, según un informe realizado por App Annie durante el primer trimestre de la pandemia, el tiempo que le hemos dedicado a ellas y a otras aplicaciones del móvil, aumentó un 20%. Este nivel de penetración hace que desde distintas dimensiones de la vida nos preguntemos ¿por qué son tan exitosas las redes sociales?

En una entrevista para BBC mundo, Martin Hilbert afirmó que "La verdadera fuente de poder de las redes ha sido llevarnos a nuestro narcisismo, enojo, ansiedad, envidia, credulidad y, por cierto, a nuestra lujuria".

Es decir, las redes son exitosas porque de alguna manera satisfacen esas necesidades de sentirnos apreciados, de compararnos, de ver qué tienen los otros para desearlo y de tener placer al máximo.

Ya en abril del año pasado, el empresario de medios digitales Reid Hoffman, señaló en un artículo en The Wall Street Journal, que las únicas redes sociales que tienen éxito son aquellas que llevan a los pecados capitales, e hizo unas analogías de cada red con una de estas manifestaciones humanas: la ira con Twitter; la envidia con Pinterest; la vanidad con Facebook; la lujuria con Tinder; la gula con Instagram; la codicia con Linkedin y la pereza con Netflix.

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¿Qué hacer frente a esta realidad?

Seguro la solución no es apagar internet, ni escondernos de la tecnología, eso no es posible, y si lo fuera, nos marginaría del mundo mismo. Lo que sí se puede es trabajar más en nosotros mismos, en nuestra estabilidad emocional, en lograr tener una autoestima adecuada que nos permita relacionarnos sanamente con los demás.

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Tenemos que ser capaces de controlar el tiempo que dedicamos a las redes. El problema no son ellas en sí, sino nosotros que nos dejamos manejar, y permitimos que nos impongan la agenda de vida.

Insisto, es necesario un encuentro con nosotros mismos para entender quiénes somos y tener claro hacia dónde vamos. Y es bueno saber que también internet nos brinda la posibilidad de encontrar apps de meditaciones que nos ayudan en esa búsqueda a partir de una experiencia espiritual.

A mí me funciona hacer procesos de desinfección digital y generar espacios para conectar físicamente con las personas y lugares. Prefiero alejarme un lapsus de tiempo de la tecnología, entendiendo lo importante que son las pantallas, pero dejándoles claro que no me controlan.

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