El gobernador del Atlántico, Eduardo Verano, sacó la calculadora en el reciente Congreso de Andeg en Barranquilla y expuso públicamente las “astronómicas cifras” del impacto económico que traería consigo un eventual racionamiento de energía, tal como ocurrió en el país en 1992.
Verano recordó que “el apagón de 1992 nos costó cerca del 3% del PIB” y que eso “hoy equivale a más de 50 billones de pesos”. Luego, advirtió que “un racionamiento prolongado tendría efectos devastadores”, pues la duración estimada de esos cortes “se transforma en cifras que preocupan”.
Detalló, por ejemplo, que el racionamiento de un solo mes equivale a pérdidas de 5.7 billones de pesos, tres meses de apagones significarían 17 billones de pesos en pérdidas, mientras que nueve meses de racionamientos, como ocurrió en los años 90, traerían un efecto sobre el 3.0% del PIB, que a pesos de hoy equivalen a 51 billones.
“Yo quiero recordar que en el año 1992 el país se apagó y no fue solo un problema energético. La industria frenó su producción, los hospitales dependieron de plantas de emergencia y las familias tuvieron que soportar 8 horas de apagones. Ese recuerdo debe ser suficiente para actuar con responsabilidad. Un racionamiento es el mayor golpe posible a la productividad, a la competitividad y a la calidad de vida”, manifestó durante su intervención llamada “La Apuesta del departamento de Atlántico por la transición energética”.
Verano insistió en que el estado eléctrico de la región Caribe y la crisis financiera del sector se han agravado y que por ello corresponde buscar soluciones disruptivas para el sistema eléctrico colombiano, en especial para el Caribe.
Aseveró, finalmente, que “las soluciones de fondo no pueden seguir siendo remiendos” y que es hora de “pensar en un nuevo modelo de prestación del servicio”, explorando “experiencias internacionales que han dado resultados”.