Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
La grave afectación en la malla vial de la Ruta 45, especialmente en los tramos entre Barbosa y Bucaramanga, tiene en jaque a los caficultores y productores agrícolas del sur de Santander, quienes advierten pérdidas económicas, ruptura de relaciones comerciales y un impacto directo en la actual temporada de cosecha.
Gilberto Morales, caficultor de la zona, explicó que el deterioro de la vía -sumado a los cierres intermitentes y las restricciones al paso de vehículos de carga- ha generado un cuello de botella que les impide movilizar sus productos hacia Bucaramanga, principal destino de su café.
“En esta época de cosecha tenemos una dificultad enorme para entregar el café. Gran parte del municipio tuesta y abastece a las trilladoras exportadoras de Bucaramanga. Pero como no pueden garantizar el paso, ahora están prefiriendo comprar café de zonas más cercanas como Aratoca”, señaló Morales.
Esta situación ha obligado a los productores a retener sus lotes o a buscar nuevos clientes en Bogotá y otras ciudades para intentar cumplir con sus volúmenes de venta. Sin embargo, la incertidumbre en la movilidad y los costos adicionales han hecho que muchos compradores opten por no desplazarse hasta la región.
Morales advirtió que las restricciones afectan principalmente a las tractomulas y camiones pesados, indispensables para movilizar las cargas agrícolas de la zona. Aunque algunos vehículos livianos logran cruzar, el transporte comercial depende de maquinaria pesada que ahora no puede circular con normalidad.
“Mandamos cantidades importantes de café. No es fácil hacer transbordos como nos proponen. Los compradores tendrían que pagar descargue y cargue en mitad de la vía, y entonces prefieren no venir. Eso nos deja las cosechas ahí”, explicó.
La afectación no solo golpea al café. Según el productor, otros renglones clave del municipio -como la panela, los cítricos, las mandarinas y los limones- también están perdiendo competitividad por la imposibilidad de garantizar tiempos y rutas de entrega.
Publicidad
“Cada vez que viene un comprador, lo primero que pregunta es si hay paso y si podrá regresar. Si no hay certeza, simplemente no viene”, agregó.
El riesgo más grande, coinciden los campesinos, es perder mercados construidos durante años. “Perdemos relaciones comerciales valiosas. Y mientras buscamos soluciones, ellos encuentran otros proveedores. Nos toca reinventarnos nuevamente”, lamentó Morales.
Los agricultores hacen un llamado urgente al Gobierno Nacional y a las autoridades departamentales para priorizar la rehabilitación de esta vía estratégica, cuyo colapso amenaza la economía rural del sur de Santander en uno de sus periodos más críticos.